Los autómatas son creaciones mecánicas fascinantes que imitan el movimiento de una criatura animada. En la familia de relojeros Jaquet Droz aprendieron a dominar el arte de su realización.
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Durante el siglo XVIII, Henri-Louis Jaquet Droz elaboró una serie de bocetos que incluían un ángel en un carro tirado por una mariposa, el resultado se tradujo en The Draughtsman, y se convirtió en uno de sus autómatas emblemáticos.
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A casi tres siglos de su creación, la firma suiza revive la escena onírica de la mariposa en forma de un guardatiempos que cuenta una historia. Se añadieron pequeños árboles que convierten a la pieza en un escenario mágico que hace referencia al relato de cupido.
Son los detalles de esta obra maestra los que abstraen la vista por completo: grabados a mano en oro blanco o rojo resaltan en medio del color negro ónix de la esfera, mientras que el movimiento de horas y minutos se encuentra rodeado por una masa oscilante engastada en oro 22 quilates.
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Asimismo, observar su funcionamiento resulta un verdadero espectáculo de la Alta Relojería. Un pulsador que se encuentra en la corona permite que la mariposa cobre vida, el movimiento grácil de sus alas puede apreciarse hasta por dos minutos.
La pieza de tiempo, presentada durante Baselworld 2017, ha sido dotada con un movimiento mecánico 2653 ATI y cuenta con una reserva de marcha de 68 horas.
Se limitó su existencia a 28 piezas con sus respectivos certificados de autenticidad firmados por los artesanos de Jaquet Droz.