El mundo de las piedras preciosas es amplio, fascinante y resulta un terreno poco conocido para muchos. Reconocer una verdadera gema, aunque parezca sencillo, es una labor complicada, pues existen piezas de joyería que expertos imitadores saben replicar casi a la perfección.
Por ello, creamos una breve guía de reglas ‘base’ que te ayudarán a identificar las características de las mismas, antes de comprarlas; sin necesidad de recurrir a joyeros.
-El color
El 50% del valor de una piedra preciosa está determinado por su color. La regla es: ni demasiado clara, ni demasiado oscura; debe mantenerse en un tono equilibrado.
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Armonía
La tonalidad tiene que ser la misma en toda la gema -esto no aplica en los ópalos-, ningún ángulo debe ser más pálido o intenso.
Perfección
Existen colores sobresalientes como el conocido azul del zafiro de cachemira o el rojo del rubí ‘Sangre de Paloma’; sin embargo, cada piedra tiene su propio tono ideal. Por ejemplo, las esmeraldas deben poseer un verde intenso con reflejos de azul o amarillo -depende la talla-; si es más clara, tendrá menor valor. O las amatistas de Uruguay, cuya tonalidad perfecta es un violeta intenso con destellos marino oscuro.
-El peso
El peso individual de cada gema en quilates puede determinar su valor; sin embargo, éste no aumenta proporcionalmente al mismo. La relación precio/calidad no se determina quilate/tamaño.
La escasez juega un rol sobre su valía. Por ejemplo, una esmeralda rusa de dos quilates -es raro encontrarlas- cuesta mucho más que una de Brasil con quilataje superior.
-La pureza
Debido a la diversa tipología, la pureza depende de la claridad y la luminosidad de cada gema. Deben observarse siempre en la luz natural, y poner especial atención en las inclusiones, sobre todo, si penetran en la piedra, rompen la simetría, perjudican el aspecto general y no pueden eliminarse con un repulido.
Tipología
I. Topacio, amatista, aguamarina, amatista y morganita, jamás comprar alguna con mancha interior. Deben ser totalmente transparentes al ojo a una distancia de 15cm.
II. Poseen inclusiones visibles. A ella pertenecen los rubíes y los zafiros. Mientras más traslúcido, más caro, pero, aún así, tendrá pequeñas inserciones en el interior. Si son opacas, son menos valiosas.
III. Con inclusiones bien marcadas. El ejemplo perfecto son las esmeraldas, identificadas por el ‘jardín’ interior.
-El origen
Es esencial que conozcas su lugar de procedencia. Algunas piedras preciosas, como los rubís de Birmania, las esmeraldas de Colombia y las turmalinas Paraíba de Brasil, son más costosas.
-No compres sin certificados de autenticidad
Esto garantiza que no es artificial, ni salida de algún laboratorio. Los certificados son prueba del ligar de extracción, su peso en quilates, tipo de talla y dimensiones.
Busca certificados de la Gemological Institute of America (GIA) o la Confédération Internationale de Bijouterie, Joaillerie et Orfèvrerie (CIBJO).