Ferdinand Berthoud, un hombre, una leyenda, una firma de Alta Relojería

El Salón Internacional de la Alta Relojería en México siempre está flanqueado por pesos pesados del sector a nivel internacional. Este año, uno de los nombres más esperados era el de Karl-Friedrich Scheufele, quien desde 1980 dirige junto con su hermana Caroline, Chopard, una de las últimas compañías de relojería y joyería familiares que todavía no han sucumbido a los grandes conglomerados del lujo.

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La ocasión lo ameritaba, por primera vez teníamos en México a Chronómetrie Ferdinand Berthoud, la firma relojera creada por Monsieur Scheufele y de la que todo el mundo habla como la compañía que le ha hecho justicia a uno de los personajes fundamentales de la historia de la relojería. Se trata del científico, inventor y especialista en guardatiempos Ferdinand Berthoud, quien ha pasado a los anales de la historia porque se le atribuye la creación del primer cronómetro marino.

Y aunque todo fue un poco producto de la casualidad, ya que Karl-Friedrich Scheufele desconocía por completo la vida y obra de este relojero suizo afincado en Francia desde muy joven, y que con sólo 26 años se convirtió en Maestro Relojero por orden especial del Consejo del Rey Luis XV; hoy, la nueva, pero ancestral firma es una realidad.

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Un poco de historia

Con la llegada del 2000, Karl-Friedrich Scheufele empezó a trabajar en uno de sus sueños, un museo que no sólo invitase a sus visitantes a seguir las huellas del tiempo, sino que también fuera una especie de centro de investigación en el que se estudiaran a detalle las obras maestras relojeras de siglos pasados. De ahí su nombre, L.U.CEUM que si bien es un neologismo inspirado en “L.U.C” (Louis-Ulysse Chopard), también es un giño a la palabra latina lyceum, lugar de aprendizaje.

Hoy, este recinto reúne cinco siglos de historia y en él destacan las obras maestras de la relojería de diferentes períodos y regiones de Europa. Su museografía es muy particular porque entre esas piezas antiguas se entrelazan también modelos contemporáneos de la colección L.U.C de Chopard.

Scheufele ha contado en numerosas ocasiones que fue así cómo descubrió al maestro relojero Ferdinand Berthoud y comenzó su obsesión por la vida de éste. Curiosamente, Berthoud nació en 1727 en la localidad suiza de Plancemont, a sólo cinco minutos de Fleurier, enclave principal de la Manufactura Chopard y sede del museo L.U.CEUM.

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Poco tiempo después de su hallazgo, logró adquirir alguna pieza de Berthoud para la colección, pero su obsesión no se quedó ahí, poco a poco Karl-Friedrich Scheufele fue germinando la idea de crear una firma que fungiera como legado de una dinastía de maestros relojeros. “Su vida y su obra son absolutamente únicas. Hábil diplomático, vivió a través de varios periodos históricos, desde la Ilustración hasta el Imperio, sobreviviendo a la Revolución. Reconocido y respetado por sus creaciones, Ferdinand Berthoud también fue un excepcional teórico de la relojería y es el autor de numerosas obras de referencia. Pero, sin duda, lo más importante es su espíritu visionario, puesto que todavía hoy una gran parte de sus trabajos sigue siendo plenamente actual”, lo describe de esta manera tan brillante y elocuente Scheufele.

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FB 1.1 en oro blanco de 18 quilates, ganador del “Aiguille d’Or” 2016 del Grand Prix d’Horlogerie de Genève.

Fue en 2006 que adquirió la marca con la idea de hacerla revivir junto con su impresionante patrimonio, lanzando una nueva marca para crear unos relojes de excepción realizados en serie muy exclusivos. Para ello, contó con Guy Bove como Director Creativo de la firma, un viejo conocido por su excelente trabajo en Chopard, y quien en lugar de pensar en las creaciones del maestro relojero, replanteó la ecuación y fijó su meta en crear piezas que hubiera ideado Berthoud si hoy estuviera vivo. Para fortuna de Bove, Berthoud fue un prolífico escritor que también dejó como legado eterno decenas de ensayos y tratados sobre el mundo relojero.

“Hemos realizado una transposición de lo que habría podido concebir Ferdinand Berthoud si viviera en nuestra época. La interpretación contemporánea de su genio consiste en inspirarse en las más extraordinarias creaciones del maestro relojero, para proponer una creación moderna, portadora de características distintivas reinterpretadas, evocando las emblemáticas construcciones de antaño”, destaca Scheufele. El resultado que se logró, no podía ser más espectacular.

Los nuevos modelos

Las primeras piezas se dieron a conocer en 2015, y en palabras de Scheufele, estos relojes son los herederos directos del trabajo de Ferdinand Berthoud. “Están impregnadas del mismo espíritu de innovación y precisión, reinterpretadas desde un punto de vista contemporáneo. Los cronómetros de Ferdinand Berthoud son un llamado perpetuo para explorar nuevos horizontes.”

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FB 1.2, en oro rosa de 18 quilates.

Con el objetivo de no crear piezas nostálgicas conmemorativas, sino realizar relojes contemporáneos que sepan estar a la altura del gran nombre que llevan y de la excelencia que él inspira legítimamente surgió Chronométrie Ferdinand Berthoud FB 1.1 Un excepcional reloj que se inspira en los cronómetros marinos creados por el maestro relojero y cuya impresionante caja octogonal con ojos de buey estancos te roba el aliento.

La pieza completamente desarrollada, concebida y fabricada en la Maison se presenta en dos modelos –uno en oro gris de 18 k y titanio, el otro en oro rosa de 18k y cerámica negra- recupera la imponente estructura del cronómetro marino M.M. n° 6 de 1777, que se conserva en el L.U.CEUM, y su excelencia y precisión cronométrica –cuenta con un movimiento mecánico de carga manual inédito, accionado por más de 1120 piezas- fue premiada con la Aiguille d’Or at the Grand Prix d’Horlogerie de Geneve en 2016.

En esta edición del Salón Internacional de la Alta Relojería en México pudimos admirar la tercera versión del modelo, el imponente Chronométrie Ferdinand Berthoud FB 1.3. Una pieza también espectacular limitada a 50 ejemplares y fabricada en platino. Al igual que sus antecesores, mantiene la arquitectura octogonal y continúa con la tendencia de modelos inspirados en cronómetros marinos. De esta manera, Karl-Friedrich Scheufele junto con Ferdinand Berthoud vuelven a reescribir la historia de la Alta Relojería.