Hace apenas 400 años más o menos que el Papa Alejandro VII, agobiado por un profundo problema de insomnio, ordenó crear un reloj que no perturbara todavía más su sueño con el incesante tic-tac. Fue entonces que surgió un guardatiempo que no se leía de forma convencional a través de una esfera con las horas alrededor de la periferia, sino a lo largo de un eje semicircular con una apertura que indicaba los cuartos de hora.
Este invento fue, grosso modo, el precursor de una complicación muy especial conocida como “hora errante” que ahora está volviendo a la conciencia del público comprador de relojes, gracias al trabajo de firmas como Audemars Piguet que no sólo la recuperó en 1991 bajo el nombre de Starwheel, sino que la está incorporando, modernizada, como el más nuevo modelo de su emblemática colección Code 11.59 by Audemars Piguet.
La hora errante
La hora errante, inventada en el siglo XVII, es una complicación de visualización que consiste en hacer gravitar la hora a lo largo de una minutería en forma de arco. Esta disposición estética del tiempo le brinda un cierto misterio.
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Caído en desuso durante el siglo XX, este sistema fue redescubierto y reintroducido por Audemars Piguet en 1991 bajo el nombre de Starwheel, y se incorporó a un buen número de modelos hasta principios del tercer milenio.
Hoy, el Starwheel vuelve por todo lo alto para sumarse a la colección Code 11.59 by Audemars Piguet cuyo diseño ultracontemporáneo realza este tipo de indicación realmente fascinante, mientras rinde tributo a un clásico relativamente desconocido de la Alta Relojería.
Audemars Piguet trae el pasado al presente
En continuación con lo que había creado la casa relojera en 1991, la nueva función Starwheel introducida en el Code 11.59 by Audemars Piguet adquiere un aire contemporáneo al resaltar con la arquitectura de la caja y las formas geométricas como el círculo, presente en el bisel, fondo y discos del mecanismo, y el octágono redondeado de la carrura.
Con 41 mm de diámetro, la nueva Referencia juega con los materiales, combinando aventurina, oro blanco de 18 quilates y cerámica negra que le dan un toque refinado y crean efectos de luz infinitos.
El trabajo manual hecho por los artesanos de Audermars Piguet se aprecia en la carrura de cerámica con cantos pulidos y superficies satinadas logrados a partir de una alineación perfecta entre las múltiples superficies angulares y redondas de la caja.
En la esfera, el cristal de doble curvatura detalla la aventurina azul y a la vez dota de mayor profundidad a la esfera, mientras que en el fondo, el zafiro revela el corazón del reloj junto con una masa oscilante en oro rosa de 22 quilates.
La aventurina azul es un magnífico telón de fondo para tres discos de aluminio ennegrecido con acabado opalino y arenado que giran sobre sí mismos como planetas en una galaxia. Por su parte, las horas errantes se presentan transferidas en blanco sobre los discos.
Tanto el sector de 120 grados en forma de arco de las 10 horas a las 2 horas, como el realce se muestran en tonos negros y con la indicación de los minutos transferida en blanco.
El Code 11.59 by Audemars Piguet Starwheel tiene un calibre 4310 de carga automática, un movimiento de horas, minutos y segundos de última generación que deriva del calibre 4309. Mezclando la tecnología relojera y el saber hacer tradicional, el movimiento tiene una reserva de marcha de 70 horas y una hermeticidad de 30 metros.
Con este reloj, la manufactura recupera una complicación poco reconocida, pero sumamente fascinante, que rinde tributo de una forma contemporánea a la relojería tradicional.
“Inventada en 1655 a petición del papa Alejandro VII, aquejado de insomnio, y redescubierta por Audemars Piguet en 1991, la hora errante conjuga historia, desafío técnico, diseño y poesía”, dice Sébastian Vivas, Director de Patrimonio y Museo de Audemars Piguet.