Cuando en 1969 Zenith lanzaba El Primero, considerado el movimiento más preciso del mundo, los Rolling Stones estrenaban su sencillo “You can´t always get what you want” y ponían a toda una generación a entonar lo que se convertiría en un himno de la época.
Hoy, 46 años después, la historia reúne a los protagonistas de tan relevantes sucesos, en un episodio de lujoso rock & roll: el Primero Chronomaster 1969 Tribute to The Rolling Stones. Limitada a 1,000 piezas a nivel mundial, y sólo con 20 disponibles en México, esta melodiosa celebración no es mera coincidencia, ya que este año Zenith celebra también 150 años de historia.
En 1865, en la pequeña población de Le Locle, en las montañas suizas de Neuchatel, los campesinos aseguraban su subsistencia para la llegada del invierno alargando sus jornadas de trabajo en oficios de relojería. Al percatarse de este fenómeno, Georges Favre-Jacot, de apenas 22 años, ideó reunir los talentos de los pobladores bajo el mismo techo para producir relojes de manera integral y facilitar todo el proceso. Fue así como en pocos años logró construir una de las primeras manufacturas industriales en el sentido moderno del término. Y fue ese el comienzo.
Con los años, y con un espíritu emprendedor transmitido desde los cimientos de la marca, Georges creó una tradición en la región y un legado que hasta la fecha vive en las piezas de la manufactura Zenith, quienes registran 300 patentes y han creado más de 600 variaciones de movimientos. Además, han conseguido 2,333 premios en el ámbito de la cronometra gracias a la precisión de sus relojes.
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Prueba de este logro ocurrió en 1969, cuando Zenith creó El Premio, el primer movimiento de cronógrafo automático integrado en el mundo, que late a la frecuencia de 36,000 alternancias por hora. El movimiento fue el inicio de toda una colección y pasó a formar parte de numerosos modelos de la manufactura, entre ellos, el más reciente El primero Chronomaster 1969 Tribute to The Rolling Stones. El Primero es un movimiento excepcional hasta en los más mínimos detalles: su concepción se basa en la rueda de pilares, inventada en el siglo XIX, capaz de interpretar las presiones que el usuario ejerce sobre el pulsador para gestionar la puesta en marca, el paro y la puesta a cero del cronógrafo.
También consta de un roquete de dientes triangulares, y se mecaniza en un bloque de acero con una dureza que le permite resistir repetidas manipulaciones. El segundo rasgo característico del movimiento original es su lubricación en seco, solución a elevada frecuencia de oscilación del balancín, por la que los aceites se centrifugaban y afectan negativamente la marcha del mecanismo.
Por: Anaid Osuna