Ulysse Nardin se hizo de un nombre al ser creador de relojes altamente exactos, diseñados para guardar el tiempo en alta mar. Los cronómetros marinos aún son su especialidad; este año presentó en Baselworld el Ulysse Nardin Grand Deck Marine Tourbillon. Y, aunque es otro guardatiempos que rinde tributo a la historia náutica, es la primera vez que la marca introduce una nueva complicación a la colección “Marine“.

Su característica más marítima es el minutero retrógrada que simula ser el botalón de un barco, jalado por una serie de nanocables hechos de fibra de Dyneema. Un ejemplo de tecnicidad y Alta Relojería, posee caja de oro blanco de 18 quilates, 44mm de ancho, bisel estriado, esfera con marquetería de madera hecha a mano -se asemeja a la cubierta de un barco-, corona atornillada recubierta con caucho y cristal de zafiro antirreflejante.

Por el lado mecánico, tiene calibre UN-630, frecuencia de 21’600 v/h, tourbillón volante, reserva de marcha de aproximadamente 48 horas, movimiento de cuerda manual, funciones de salto de hora en una doble apertura, minutos sobre un arco graduado, resistencia al agua de 100 metros, y corrector de hora hacia adelante y hacia atrás.

Un reloj exclusivo por su naturaleza con ruedas náuticas y botalones, el Ulysse Nardin Grand Deck Marine Tourbillon está limitado a 18 ejemplares con correa de caimán y hebilla de oro blanco. Cuesta aproximadamente 280 mil francos suizos.

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(ulysse-nardin.com)