Corum sabe medir el tiempo con elegancia y excelencia heredada. Reconocida por su magnificencia técnica y por la belleza artesanal que respalda cada una de sus piezas, contribuye a perpetuar los valores del savoir-faire de la Alta Relojería.
Fue en 1955 cuando la manufactura adoptó una filosofía que se regía por la creatividad y la audacia, para seguir un camino de más de 60 años, trazado con fidelidad, mientras mantiene la lealtad a sus legendarias colecciones, siempre en vanguardia y con especial atención a la modernidad que trae consigo el cambio de siglo. Son los avances técnicos y la innovación, los principales valores que la caracterizan; ejemplo de ello son unidades como el Admiral que ha surcado los océanos durante décadas.
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El aspecto del rectangular Golden Bridge es obra del afamado diseñador Dino Modolo quien engrandeció el movimiento a través de acabados y grabados que le añaden un juego de geometría artesanal, mientras que los numerales romanos de oro de 18 quilates emnarcan el calibre completamente visible.
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Un movimiento muy especial, está complementado perfectamente por microestructuras de oro suspendidas entre dos cristales de zafiro. Esta pieza excepcional, luce una elegancia eterna y discreta, a la vez que se concentra en el carácter funcional de su deslumbrante movimiento.
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“El Golden Bridge se encuentra en la cúspide de las colecciones de Corum, representa lo mejor de la relojería suiza”, dijo David Traxler, CEO de Corum, pues “su estética innovadora y la construcción inimitable de su movimiento son eternas”.
Una obra de arte art déco que se ajusta perfectamente a la muñeca, se inspira en los modelos de los 80 para revivir la tradición en el siglo XXI.
corum.ch