Después de un año sin Wimbledon, sin duda alguna todos anhelábamos poder ver a su más grande figura disputando la gran final, pero no fue así, el máximo campeón del torneo, Roger Federer, tuvo que despedirse de la Catedral del tenis en el antepenúltimo de los duelos a disputar.
En una mala tarde, el suizo de 39 años cayó de forma contundente ante el polaco Hubert Hurkacz, rankeado 18 a nivel mundial.
Sin embargo, luego de 119 partidos disputados, de los cuales salió victorioso en 105 ocasiones y con 8 títulos en su vitrina, nadie se atreve a negar el reinado de Federer en éste su jardín particular: el All England Club.
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Ahora bien, el suizo no es el único con alta jerarquía en el torneo de tenis más antiguo de mundo, también está el que es su Cronómetro oficial desde 1978: Rolex, que más allá de la corona en su logo, hace su notar su autoridad en el deporte blanco, al relacionarse con cuatro eventos de Grand Slam.
Ambos, no sólo han coincidido en este espacio escrupulosamente podado, sino que han dejado huella y han terminado unidos por el mismo espíritu de competitividad y excelencia. Por ello, en Robb Report, rememorando su indiscutible liderazgo, traemos a cuenta su historia conjunta de superación y éxito.
Roger Federer y Rolex
Era verano del 2009 cuando un joven suizo logró batir el récord de Grand Slam de todos los tiempos establecido por Pete Sampras, consolidando así su definición personal de excelencia.
Nunca había sido realmente su objetivo. En ese entonces, Federer soñaba, a lo mucho, con figurar entre los 100 mejores jugadores del mundo, o quizá entre los 10 primeros, pero nada más. No obstante la vida y su disciplina lo habían llevado a posicionarse en un lugar especial.
“Me di cuenta de que podría ser el primer jugador suizo en convertirse en número uno mundial. Fue entonces cuando entendí que podía lograr cosas que nadie había conseguido antes”, condesó el jugador para la marca de relojes suiza.
Acababa de ganar Roland‑Garros por primera vez ese año y se impuso en Wimbledon en un partido épico a cinco sets contra Roddick.
“No pude despuntar en todo el partido hasta el último juego, y ahí llegó mi victoria. Cuando por fin levanté el trofeo, llevaba el Rolex puesto en la muñeca. Por eso este reloj es tan importante para mí. Cada vez que lo miro, me trae un vivo recuerdo de ese día”, reveló Federer.
Hoy, el tenista confiesa que cada vez que se pone un Rolex, recuerda esos momentos felices de su vida. “También me recuerda que si no te esfuerzas en lo que haces, otros lo harán y, con el tiempo, te acabarán superando. Así que, hasta cierto punto, debes mantenerte inflexible y firme, pero siempre ser justo y jugar con estilo. Creo que eso es lo más importante”, concluye.
El hoy embajador de la marca ha hecho gala de algunos otros modelos que igual que el Rolex Oyster Perpetual Datejust II, lo han acompañado en otras importantes victorias, sin embargo, siempre recordará a éste de manera muy especial.
Con información y fotos de Rolex