Íconos de Alta Relojería con alma irreverente y diseño contemporáneo

Hay manufacturas que no se limitan a medir el tiempo en términos absolutos. Para ellas el futuro no es un misterio arcano que está por venir, sino algo que pueden escribir en sus propios términos. Chopard es el mejor ejemplo: fue pionera en aplicar una filosofía sustentable al lujo a través de diversas iniciativas, como Lucent Steel, que garantiza la utilización de acero reciclado en la producción de todos sus relojes de acero, incluidos los brazaletes y las cajas.

La casa de Alta Joyería y Alta Relojería suiza presentó en el SIAR sus últimas novedades, entre las que destacan una flamante incorporación a la familia Alpine Eagle, inspirada en el poder del águila y la belleza de los Alpes.

El Alpine Eagle XL Chrono en Lucent Steel

El Alpine Eagle XL Chrono en Lucent Steel presenta una nueva caja en tamaño extragrande de 44 mm que revalida el compromiso de la casa con un estilo mucho más actual y cercano a una nueva generación, completamente realizada en acero reciclado a través de un meticuloso proceso de refundición, que destaca por su robustez, brillo incomparable y propiedades antialergénicas.

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Chopard

En el corazón de este nuevo modelo, se encuentra el movimiento Chopard 03.05-C, uno de los movimientos de cronógrafo más innovadores del mundo, desarrollado y ensamblado por los artesanos de la manufactura.

Posee una reserva de marcha de 60 horas y presenta un elaborado diseño que garantiza ajustes precisos y un uso óptimo de las funciones del cronógrafo. Dotado de una rueda de pilares, también está dotado de numerosas innovaciones técnicas que han valido a Chopard tres patentes fruto de la audacia de sus equipos de Investigación y Desarrollo.

La carátula de este nuevo modelo presenta un color que hace su debut en la saga Alpine Eagle: se trata del denominado “Maritime Blue”, que evoca las aguas azules del Mediterráneo que bordean la vertiente sur de los Alpes.

La textura y el patrón de rayos de sol evocan el iris de un águila que surcase los aires como un espíritu libre, perfecta metáfora de lo que Chopard simboliza en el universo de la Alta Relojería.

El segundero, con su punta en forma de flecha, vuela sobre una indicación muy legible, salpicada de contadores en forma de caracol; mientras las agujas y los índices están recubiertos con Super-LumiNova de grado XI, un tratamiento que ofrece la ventaja de conservar la misma intensidad a lo largo de los años y, al mismo tiempo, permanece más brillante que la superluminova tradicional.

El Alpine Eagle XL Chrono se presenta con una pulsera de metal integrada y una opción de cuero, además de otra tercera opción por la que la manufactura apuesta desde el año pasado: una correa de caucho, material que lo convierte en aliado ideal para un cronógrafo deportivo sometido a las condiciones más extremas; resistente al agua, maleable y cómodo de llevar, confiere a este nuevo ícono de la maison un aspecto particularmente dinámico.

Al utilizar el caucho, Chopard actualiza la estética de esta saga, sin traicionar —todo lo contrario— la elegancia intrínseca del Alpine Eagle retomando la forma del brazalete de eslabones metálicos, ligeramente ahusado con una tapa central elevada que es parte integral del ADN de la colección.

Aunque el material es radicalmente diferente, la identidad y las proporciones siguen siendo características distintivas de este nuevo cronógrafo contemporáneo.

Chopard cultiva una larga tradición de correas de caucho deportivas. En 1995, los talleres de la maison fueron de los primeros en adoptar este material con un fuerte potencial creativo, reproduciendo las bandas de goma de los neumáticos Dunlop de los años 60 en las correas de su colección de cronógrafos Mille Miglia.

Esta tendencia, que se ha visto continuamente alimentada por los modelos Mille Miglia, se ha extendido ampliamente por el panorama relojero y ha sido imitada por otras manufacturas, siguiendo el magisterio de Chopard, que fue pionera en su aplicación a modelos clásicos.

Ahora, con su nueva presentación dentro de la familia Alpine Eagle, la casa de Alta Relojería y Alta Joyería liderada por los hermanos Scheufele da un paso más en la renovación de los códigos estéticos del lujo contemporáneo, como, por ejemplo, hizo en su momento con los diamantes con la colección Happy Hearts, que renovó completamente la joyería contemporánea.

Chopard

Ideada por tres generaciones dentro de la familia Scheufele, la colección Alpine Eagle es una reinterpretación moderna de reloj St. Moritz, la primera creación relojera de Karl-Friedrich Scheufele a finales de los años 70.

Con su diseño puro y asertivo, Alpine Eagle enriquece este legado con una poderosa inspiración extraída de la naturaleza, que encontramos en su caja redonda con flancos estilizados; una corona grabada con una rosa de los vientos; un bisel con ocho tornillos indexados funcionales; así como una esfera texturizada con tonos profundos e indicaciones luminiscentes.

La familia Alpine Eagle encarna una elegancia imperecedera expresada de una manera decididamente contemporánea, una de las características más relevantes de la maison. En la actualidad, además de sus cronógrafos, la colección ofrece una variedad de complicaciones que atestigua el virtuosismo técnico de los maestros de Chopard, desde un movimiento de alta frecuencia hasta un tourbillon volante y un modelo extraplano con un pequeño segundero con el Poinçon de Genève, a los que se añaden estos nuevos objetos de deseo.

L.U.C Skull One Calavera Pop Art

Chopard presenta también dentro del SIAR un nuevo modelo, el L.U.C Skull One Calavera Pop Art. Se trata de un reloj de colección —el cuarto de la saga— en una edición limitada sólo 25 piezas de acero tratado con DLC, inspirado por el Día de los Muertos, que combina el espíritu irreverente de la manufactura suiza con la perfección técnica más rigurosa e innovadora.

El L.U.C Skull One Calavera Pop Art es un modelo de acero inoxidable ennegrecido que funciona gracias a un exquisito movimiento mecánico, que además es extraplano (su caja sólo tiene 7.2 mm de grosor). Lo más característico de este nuevo integrante de la familia L.U.C Skull One es su sorprendente y colorida interpretación de una tradición tan mexicana como global: el Día de los Muertos, elegantemente interpretada por los artesanos de Chopard.

Su esfera gráfica presenta un calco de un motivo de calavera en los tonos de la bandera nacional mexicana, que le confiere un carácter al mismo tiempo inconformista y universal.

Por su parte, el color negro de la caja tratada con DLC (Diamond Like Carbon) y de las agujas dauphine para las horas y los minutos crea un contraste radicalmente tenebroso.

El guiño kitsch a la estética pop de la fiesta del Día de los Muertos se encuentra incluso en el estilizado logo L.U.Chopard insertado en el bigote, que evoca al fundador de la maison, Louis-Ulysse Chopard.

El reloj se presenta con una correa de cuero de becerro negro con forro verde y pespuntes rojos y verdes en referencia a los vivos colores de la esfera. La hebilla de acero también ha sido tratada con DLC negro.

Tras la irreverente esfera del L.U.C Skull One Calavera Pop Art se encuentra el movimiento Chopard L.U.C 96.53-L, un innovador calibre automático ultraplano diseñado y ensamblado en los talleres de la manufactura en Fleurier, en Neuchâtel, Suiza.

Gracias a la tecnología Twin de Chopard, el movimiento proporciona 58 horas de reserva de marcha. Los puentes del movimiento están bellamente adornados a mano con Côtes de Genève y todos estos componentes, junto con el microrrotor de aleación de tungsteno del movimiento, son visibles a través de un fondo de cristal de zafiro ligeramente tintado elegido que traduce la sensación de que, durante el Día de los Muertos, su usuario podrá echar un vistazo a un reino misterioso e infinitamente cautivador.

El reloj L.U.C Skull One Calavera Pop Art forma parte de una historia que comenzó en 1996 cuando, bajo la dirección de Karl-Friedrich Scheufele, Chopard creó la colección L.U.C dedicada a los oficios artísticos y a las tradiciones de la Alta Relojería.

La colección se ha ido ampliando a lo largo de los años ofreciendo sin cesar unas complicaciones exquisitas y a menudo enormemente originales en unos relojes diseñados, desarrollados, producidos, ensamblados, decorados y certificados de acuerdo con los mejores estándares de la relojería suiza en los talleres relojeros de Chopard en Fleurier y Ginebra.

Con el audaz L.U.C Skull One Calavera Pop Art se escribe un nuevo capítulo que demuestra la ilimitada capacidad de Chopard para sorprender y reinventar los códigos relojeros y estéticos de la Alta Relojería, combinando irreverencia y savoir-faire a partes iguales.