La creatividad es una cualidad que rompe con los valores tradicionales de la relojería clásica. Y, aunque muchos aún conservan las propiedades mecánicas y estilísticas con las que comenzaron siglos atrás, hoy, el mundo de los guardatiempos innova para encajar en un siglo que irradia originalidad y rebeldía.
Ejemplo de ello es el HMX Black Badger de MB&F, un reloj que desafía los criterios estéticos para probar que el arte de guardar el tiempo no tiene límites. Resultado de la colaboración de la firma con Black Badger Advanced Composites, fue diseñado por el especialista en composiciones luminiscentes James Thompson y forma parte de la colección de piezas avant-garde “Performance Art“.
La nueva versión del HMX está limitada a tres ediciones 3D de 18 relojes cada una, que utilizan el sistema de visualización único de su antecesor. La interpretación consiste en tallar largas ranuras de cubierta en bloques luminiscentes que se iluminan en la oscuridad en color verde, azul o violeta.
Proyectado como si fuera un automóvil, el movimiento tiene la apariencia de un motor y se puede ver claramente desde la abertura en el cristal de zafiro. Las horas saltantes y los minutos continuos son transportados por discos que se encuentran colocados sobre el mismo, y se pueden leer en la ventana vertical tallada en la caja de acero y titanio grado cinco.
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Tiene calibre HMX, cuerda automática con rotor de oro de 22 quilates, frecuencia de 28.800 alt/h, 29 rubíes, reserva de marcha de 42 horas, resistencia al agua de 30 metros, doble cristal de zafiro antirreflejante en ambas caras, dimensiones de 46.8 x 44.3 mm, correa de piel de becerro perforada y hebilla ardillón de titanio.
Una pieza que rompe esquemas, tiene un precio de 48 mil francos suizos.