Es más de un siglo lo que Audemars Piguet ha dedicado a la creación de obras maestras relojeras, que superan todos los límites técnicos y teóricos con mecanismos impecables.
El Royal Oak, uno de sus modelos emblemáticos que, en 1972, revolucionó los códigos de la Haute Horlogerie para imponerse como un verdadero ícono contemporáneo, es, casi 50 años después, una de las piezas más aclamadas en la industria.
Durante la edición número 27 del Salón Internacional de la Haute Horlogerie Gèneve, la marca suiza ha deslumbrado con una de las presentaciones más espectaculares: la exhibición del nuevo Royal Oak Perpetual Calendar con estructura completamente hecha de cerámica.
Un reloj tan complicado, como estéticamente envolvente, posee calibre 5134 -idéntico al del RO QP-, resguardado y decorado por una caja negra cuya concepción requirió de más de 600 horas de investigación, así como más de seis horas para armar la maquinaria interna, pulirla y ensamblarla a mano en el brazalete -30 horas de trabajo dedicado solo a él-.
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Gracias al material con el que está hecho, es virtualmente inquebrantable, resistente a altas temperaturas, al paso del tiempo e incluso a los golpes termales.
El precio rondará los $85 mil dólares y, probablemente, será una edición limitada, debido al tiempo y las exigencias que requiere su ensamble.