
Hay placeres que se viven con el alma. Y otros, como los que propone Amado —la pastelería artesanal de Hyatt Regency Mexico City—, que se descubren con todos los sentidos.
Este mes de mayo, el corazón repostero de la capital late al ritmo del chocolate Ruby RB1, una variedad extraordinaria traída por la firma belga Barry Callebaut, que irrumpe en el universo de la pastelería con un color inesperado y un sabor que transforma lo conocido.
El chocolate rosa llega a Amado
Con su vibrante tono rosado y su perfil gustativo frutal, intenso y ligeramente ácido, el chocolate Ruby RB1 es una rareza natural: no contiene colorantes ni saborizantes añadidos, sino que nace de una cuidada selección de granos de cacao que revelan, por sí solos, ese matiz rubí que hipnotiza a la vista y al paladar.
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Y quién mejor para interpretarlo que el chef pastelero Raymundo Blancas, de Pastelería Amado, quien, en colaboración con la Chocolate Academy de Callebaut, ha creado una sinfonía de postres que celebran esta joya del cacao.
El menú
La colección disponible en Amado es, sencillamente, una tentación: bombones rellenos de frambuesa y licor Grand Marnier que estallan en el paladar como una caricia embriagadora; galletas de avellana y arándano que equilibran suavidad y carácter; macarons etéreos; cookie sándwiches con cassis, y pasteles como el de limón con frambuesa o la tarta de queso con pistache que reinterpretan clásicos con un giro inesperado.
Cada pieza ha sido pensada para ocasiones especiales —como el Día de las Madres—, pero también para esos momentos en los que uno desea regalarse algo único, algo que no se encuentra en ninguna otra parte.




Durante todo mayo, además, Amado se viste con una sutil ambientación que acompaña la experiencia sensorial de esta edición limitada: un entorno donde el aroma del pan recién horneado, los colores delicados y las texturas suaves nos recuerdan que el lujo también puede ser dulce, artesanal y hecho con amor.
Amado y el chocolate Ruby RB1 son, juntos, una celebración de la innovación, la tradición y la belleza que existe en los pequeños grandes detalles. Porque hay sabores que se quedan en la memoria. Y otros, como estos, que también se quedan en el corazón.