Acostumbrados a la supremacía londinense, cuesta creer que existe más vida lejos de la City; pero lo cierto es que la campiña inglesa nos invita a vivir el encanto de ver detenido el tiempo y en muchos casos los pueblos a visitar son clases de historia vivas ya que iniciaron su camino en la Edad de Hierro.
En The Painswick, el calor del hogar se siente nada más cruzar el umbral de la puerta. A la izquierda, y sin haber llegado a la minúscula recepción, lo primero que nos encontramos es una sala de estar que te invita a tomarte un descanso después de un largo viaje o a pasar la tarde leyendo mientras afuera la clásica lluvia inglesa lo cubre todo.
A la derecha, uno de los rincones preferidos tanto por los huéspedes como por los lugareños, el restaurante regentado por el chef -estrella Michelin- Michael Bedford; con una propuesta que no se olvida de su acento británico, pero que busca romper las reglas bajo la idea de crear una especie de contradicción contemporánea dentro de una cocina fresca, distinta y precisa.
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Construida a finales del siglo XVIII para atender las necesidades del mercado de la lana, hoy la casa funge como uno de los mejores hoteles del oeste de Inglaterra. El lugar cuenta con 16 habitaciones con distintos nombres de animales de la zona, que describen a la perfección el término ‘cosy‘.
Varios ventanales inundan de luz los cuartos, y el reflejo de ésta juega con los tonos pastel para dar como resultado un ambiente muy acogedor que embona perfectamente con la madera envejecida de los muebles o la suavidad de los textiles que vamos poco a poco descubriendo. Como guinda del pastel, los baños son presididos por una tina de mármol que te llama a gritos para que te sumerjas en ella y te olvides de que afuera hay un mundo que sigue su curso.