Para incluso los sibaritas más devotos, la cocina holandesa sigue siendo en gran parte un misterio. Rijks (Rijks restaurant.nl), un elegante nuevo restaurante al lado del Rijksmuseum de Ámsterdam, ha sido diseñado para mostrar los ingredientes más estelares de los Países Bajos, desde las ostras crujientes de Zeeland acentuadas con edik, un vinagre holandés ligero, a un postre de flan de queso gouda de granja holandesa con uvas, nueces y arroz salvaje (imagen). El bar de Rijks sirve sólo espirituosas holandesas, mientras que su carta de vinos de 40-botella es también holandesa, con muchas selecciones de la región de Limburgo, no lejos del río Mosela de Alemania.
En el menú del chef ejecutivo Joris Bijdendijk, sabores tradicionales holandeses rebotan en platos contemporáneos. Zuurvlees, un estofado de carne hogareño, por ejemplo, se convierte en una composición de tiernos medallones de carne, puré de nabo, rábano picante, y semillas de mostaza. “Encaja con toda la idea del Rijksmuseum”, dice Loek Beeren, el gerente general. “La comida holandesa es también un arte serio, influenciado por países de todo el mundo.”
Robb Report México