El Plaza Nueva York es el hotel de cuentos y películas, cuyo estilo de vida sofisticado despierta, en cualquiera que pise la Quinta Avenida o dé un paseo por Central Park, los más profundos sentimientos neoyorkinos. Y es que no es para menos, pues la Gran Manzana es una ciudad digna de aparecer en cualquier fábula, con sus enormes rascacielos, avenidas aglomeradas, uno de los parques más grandes de norteamérica, suficientes restaurantes para comer durante 50 años de tu vida sin repetir uno solo, los más maravillosos recintos hospitalarios de cinco estrellas, tiendas de Alta Costura y las departamentales más grandes -Barneys, Saks, Bergdorf-, barrios internacionales que pintan Manhattan de los colores de cada rincón del mundo, museos incontables, ¡Broadway!; y más, mucho más.
Vivir en ella es también anhelo de quienes respiran el aire que inspiró al compositor John Kander, para que Sinatra cantara la canción que lo llevó a una fama que no cualquiera podría alcanzar. Así, ‘New York, New York’ llegó a, literalmente, todas las esquinas del planeta. Y entre las representaciones o landmarks que resuenan a nivel internacional, también lo hace el extraordinario hotel, donde la Astor Suite, que vio pasar a personajes de la talla de John Jacob Astor, John F. Kennedy y el duque y la duquesa de Windsor, haría felices a algunos con tan solo pisarla.
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Renovada, airosa y con la decoración contemporánea neoyorkina más minuciosa, está lista para ser vendida al más afortunado, por una cantidad que ronda los 39.5 millones de dólares -quién sabe, cuando se trata de una propiedad así, las cifras finales pueden sorprender-. Las ocho habitaciones que se extienden en los cuatro mil 300 pies cuadrados, están decoradas con techos pintados a mano, paneles de roble, chimeneas antiguas y pieles francesas martilladas a mano, obra del despacho architect S.R. Gambrel Inc. y diseñador Steven Gambrel, cuyos artesanos reconstruyeron en Castillo de Windsor.
Su actual dueño Jürgen Friedrich, fundador y CEO de Esprit, compró la suite en 2007 por 25 millones de dólares y la puso en renta durante un par de años por 125 mil dólares al mes. En 2009, quería venderla por 55 millones.