“Hace 20 años comenzamos la primer pastelería en París, cerca de Notre Dame. En un mes teníamos una larga fila de espera, por eso decidí abrir una segunda tienda. En 2000 abrimos nuestra primer sucursal en Japón. La gente en Beijing hacía filas de una hora para comprar un croissant. Ahora tenemos 30 o 40 ahí y en distintos países de Asía, después empezamos a abrir en África y finalmente llegamos a América,” nos cuenta Eric Kayser, panadero francés con más de 100 tiendas en el mundo en su más reciente visita a México.
Hijo, nieto y bisnieto de panaderos, está siempre en busca de un nuevo sabor: “cuando viajo voy a los mercados y tiendas locales para conocer los ingredientes de cada ciudad y usarlos en mi pan. En México, hicimos uno con pulque y otro con chipotle que a la gente le han encantado,” nos narra.
“Desde que tenía tres años, yo sabía que quería hacer esto. Les dije a mis padres y a mis maestros que yo iba a ser un panadero que viajara.”
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Sus recetas se adaptan a cada ciudad, para poder conquistar distintos paladares y ajustarse a las costumbres de la población. “En Japón, les gusta comer el pan de un solo bocado, odian ensuciarse. Así que nos acoplamos y cambiamos el tamaño del pan para que lo pudieran comer de una sola mordida. No comen mucho, pero vienen hasta cuatro veces al día a la tienda,” afirma Kayser.
Los mexicanos tenemos una larga historia con distintos tipos de pan, pero el panadero afirma que el estilo más popular en nuestro país es el que viene con sabor, con algún tipo de relleno o ingrediente extra. A nivel mundial, su pieza estrella es la baguette.
Su fórmula para el éxito: “Intento hacer de cada Maison Kayser un lugar donde la gente se quiera quedar todo el día. Que se les antoje consumir aquí desayuno, comida y cena. Cuido que todos los ingredientes sean naturales y es así como garantizo la calidad de mis productos”.
