La necesidad te hace crear. Eso lo demostraron los nómadas asiáticos, que en sus recorridos pasaban por fríos insoportables, lo que los llevaba a la creación de artículos para combatir las bajas temperaturas. Entre lo más destacado están las alfombras, que, en ese tiempo, estaban compuestas por dos costillas de madera que se fijaban en el suelo y, entre ellas, se encontraba la urdimbre.

Al paso del tiempo, estos telares se han perfeccionado. Por ejemplo, en el siglo XVI, el arte de hacer alfombras toma un revuelo importante en el sentido artístico y técnico durante la protección de los emperadores de Persia y de la India. Sin embargo, la historia de las alfombras no se centra siempre en el suelo; en Europa se acostumbraba usar colgadas a la pared fungiendo como tapices, así como manteles encima de las mesas.

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Ya en la actualidad surge una casa que se encarga de recoger toda la historia y revolucionarla al combinar, de la manera más sabia, el antiguo arte de la fabricación de alfombras, con la genialidad de los diseñadores actuales. Esta casa tiene por nombre The Rug Company y abrió sus puertas en 1997, en el Reino Unido, con el objetivo de realizar las alfombras más hermosas y deseadas sobre la faz de la Tierra. Cada una es diferente, única; por su magnificencia puede ser considerada, más allá de un increíble adorno, un objeto de colección.

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Todas las alfombras de The Rug Company tienen el lujo implícito desde antes de comenzarse a tejer, pues se trabajan con materiales que son fastuosos por naturaleza y que, durante todo el proceso de fabricación, no pierde ninguna de sus propiedades.

Los tapetes de esta casa tienen su origen en la cordillera más alta de la tierra, el Himalaya. Una vez que la lana llega a Nepal, es normal que tenga un olor fuerte y amargo y es por eso que se lava en el bello lago de Phewa, con sus claras y glaciales aguas, cerca de la ciudad de Pokhara.

Una gran parte de la gente que vive en los alrededores está involucrada en el proceso de la preparación de la lana. Un monasterio de monjes budistas es el que se encarga de coordinar a los trabajadores. En este desarrollo, la lana se clasifica y se lava en canastas de mimbre. Después se extiende a las orillas del lago y se seca hasta que los monjes las guardan y las alistan para el siguiente paso, el cardado, el proceso mágico en el que la lana se convierte en largas fibras, y que The Rug Company realiza manualmente con el fin de conservar la fortaleza de las mismas.

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También se utiliza la seda, que en combinación con la lana da como resultado una textura que es adorada por los diseñadores. Este material da un brillo indescriptible, pues captura la luz y ensalza el diseño. La seda es muy resistente al desgaste físico, y se convierte en un atractivo a la vista y al tacto, sobre todo con los pies descalzos.

Hilos como el Moahir, cashmere y pashmina, la abacá, cáñamo, ortiga e hilos metálicos, complementan los tapetes de la firma, incluso se ha añadido el lino por su blancura radiante. Los artesanos de The Rug Company continúan tejiendo a mano, fieles a las técnicas de sus predecesores. El tintado de los tapetes está a cargo de un maestro del tinte, quien cuenta con su propio laboratorio repleto de ollas hirvientes, botellas de líquidos y coloridos polvos quien finalmente se encargará de llenar de vida la obra maestra.

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Como parte de su proyecto de expansión, The Rug Company decidió abrir su primer showroom en la capital de México en 2008, ubicado en el barrio de Polanco, desde donde se ofrece servicio a toda la República y, a partir de ese momento, se ha convertido en el proveedor principal de tapetes lujosos en el país.

therugcompany.com