A mitad del viaje, la fotografía de un edificio ubicado frente a The Peninsula, el hotel en Fifth Avenue y 55th Street donde nos hospedamos, evoca a Ciudad Gótica. La magia de Nueva York se vuelve casi tangible cuando descubrimos que el hotel fue construido en 1905, con el nombre de Gotham Hotel.
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Hoy en día es un complejo aaa de cinco diamantes, digno del mismísimo Bruce Wayne. El inmueble fue adquirido por The Hongkong and Shanghai Hotels para inaugurarse como The Peninsula en 1988. Un año antes, el hotel era conocido como Maxim’s de Paris bajo la dirección artística de Pierre Cardin.
El placer de la espera
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Una tibia madrugada en la Ciudad de México es el inicio de la Experiencia Centurion de American Express Travel & Lifestyle Services. Una suv nos recoge en casa para llevarnos a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional. Ahí nos recibe un concierge que nos apoya con la documentación del equipaje, para luego acompañarnos a The Centurion Lounge —una de las seis salas de la compañía en México, y que es un beneficio como tarjetahabiente—.
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Aquí el menú ha sido diseñado por el chef Enrique Olvera. Para cada platillo se sugiere un maridaje, con una selección de vinos a cargo de la sommelier Sandra Fernández. Además de las especialidades gastronómicas, Centurion Lounge ofrece servicios de cortesía que incluyen corte de barba, esmaltado de manos y pies, o un masaje relajante de 15 minutos.
Una urbe con estilo
Después de un viaje placentero en Business Class de Delta, llegamos a nuestro destino. Hace un día espléndido en Nueva York, con una temperatura de poco más de 20o que, nos comentan, es la más alta en octubre en mucho tiempo. Comienza a oscurecer cuando llegamos al legendario edificio de The Peninsula. Apenas nos bajamos del vehículo, una bienvenida personalizada –como sucede con Centurion– nos invita a pasar al lobby del hotel y a olvidarnos de nuestro equipaje.
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Construido en 1905, su diseño arquitectónico estuvo a cargo de Hiss and Weekes, despacho que imprimió el estilo Beaux Arts que fuera recurrente en Estados Unidos a finales del siglo xix y principios del xx. La suite ejecutiva reservada para nosotros (2,295 dólares la noche) es un remanso en la siempre bulliciosa Quinta Avenida. Mi lugar favorito es su living room con un par de libreros con una selección variada, decido beber una copa de champagne y solicitar un equipo de audio personal de Beats by Dr. Dre para escuchar mi playlist de viaje.
Luego del descanso, nuestro apetito es premiado con una cena en Clement, un espacio a media luz de nitivamente nostálgico a la manera de Nueva York.
Lujo gastronómico
Unos huevos benedictinos a la habitación, seguidos de unos pancakes, deben ser una de las mejores maneras de empezar un día en Nueva York. Ya con esto en el estómago me dedico a recorrer un par de barrios de la urbe. La ciudad mantiene ese vigor que parece no tener tregua desde hace décadas. De vuelta en la habitación, descanso un poco y me preparo para una noche muy especial. Cena en Cosme, el restaurante de Enrique Olvera en Nueva York.
La cena que consiste en nueve tiempos. Mi favorito, el plato final: carnitas de pato con cebolla y salsa verde que me hacen cerrar instintivamente los ojos…
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Por La Quinta
Una lluvia perenne nos recibe a la mañana siguiente. Tras una sesión de masaje en el spa de The Peninsula, nos disponemos a caminar, con paraguas en mano, hacia el Metropolitan Museum of Art por la Quinta Avenida. Ahí me ofrecen un tour que, como bien sabemos, será apenas una pincelada de las maravillas que resguarda uno de los museos más importantes del mundo. La lluvia sigue acompañando nuestro día, pero eso no impide que de vuelta a The Peninsula pasemos por algunas de las mejores boutiques de la ciudad. Arribar a The Peninsula es como llegar a casa.
Después de acompañar excelentes cocteles con una de las mejores vistas de Manhattan, en el rooftop bar Salon de Ning ubicado en el hotel (un favorito de los neoyorkinos), estamos listos para Broadway. Y para nuestra fortuna nos toca asistir al legendario St. James Theatre, un recinto fundado en 1927 en el que Alejandro González Iñárritu filmara Birdman.
Disfrutamos del irreverente musical Something Rotten!, una parodia de algunos de los musicales más populares en la historia de Broadway, con un sello shakespeariano. Es nuestra última noche en Nueva York y las luces de neón que brillan en Time Square nos recuerdan que esta ciudad fascinante siempre resulta una criatura sorprendente.