La naturaleza es dadora de lujos. En una noche clara y despejada de verano, la luna es una joya que envidiaría el propio Júpiter. Una brisa refrescante, luego de una tarde calurosa de caminata por el centro de San Miguel de Allende, se corona con una margarita en la terraza de una de las residencias de Rosewood. La vista no puede ser mejor: una noche antes de la “luna azul”, podemos verla salir, a una velocidad que nos impacta, justo detrás de las montañas en el horizonte. Unos lujos simplemente nacen de otros…
Rosewood San Miguel de Allende se ha convertido en un icono de esta ciudad privilegiada del Bajío. Se trata, lugar común aparte, de un pueblo colonial congelado en el tiempo que, sin embargo, ofrece todo lo que un destino de lujo debe ofrecer. Las residencias de Rosewood son una consecuencia natural del hotel, pues conservan el look and feel del centro de San Miguel de Allende, con las tonalidades distintivas de sus casas, pisos empedrados y esa luz magnífica que pareciera saber cómo alumbrar e iluminar. Esta mimética es en realidad parte del concepto Sense of Place de los hoteles Rosewood, misma que busca sumergir a sus huéspedes, a través del diseño, en la esencia del lugar en el que se ubica. Pero la arquitectura es sólo parte de estas experiencias que ofrecen lo mejor de cada lugar en cuanto a gastronomía, historia y arte.
El proyecto arquitectónico de las 29 residencias de Rosewood San Miguel de Allende estuvo a cargo de KMD Architects, firma con sede en Seattle que ha realizado proyectos como Parque Santa Fe, en México, y Two Rodeo Drive, en Beverly Hills.
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¿Antiguas o modernas? ¿Una realidad o una ensoñación? Éste es el tipo de preguntas que surgen apenas se miran a la distancia estas casas, distintas entre sí, con una gama de colores que se confunden con el entorno sanmiguelense, pero que esconden un oasis de lujo en un destino que se rige bajo un parámetro: lo mejor. Las casas conforman una suerte de micropueblo privado que dispone de una conexión directa al Rosewood Hotel. Situadas a lo largo de una calle, se integran no sólo al hotel, sino al entorno de casonas de San Miguel. Los huéspedes de cada una de las residencias cuentan con un estacionamiento para dos autos, lo que les da una privacidad total.
Un elevador conduce a los tres niveles que posee cada una de las casas; sin embargo, todas ostentan un diseño arquitectónico diferente, en el que los espacios invitan a ser usados de maneras distintas. Las residencias, de 420 a 750 metros cuadrados, cuentan con tres, cuatro o hasta cinco recámaras. Independientemente de sus dimensiones, todas las residencias albergan un patio central y una fuente típica de la región, cuyo aprovechamiento del espacio y la luz natural varía, pero con una constante: hacernos sentir como en casa. Todas gozan de una terraza en la que el clima privilegiado de San Miguel pide a gritos organizar una parrilla, sea para ver un juego de tenis o de la nfl, o bien para disfrutar de la compañía de la familia y los amigos. Además del asador, es posible disfrutar del jacuzzi o, si la temperatura lo sugiere, de la chimenea. ¿Alguien dijo champagne?
Cada una de las cocinas cuenta con equipo Viking, mientras que los distintos muebles y acabados de las recámaras, las estancias y los rincones de las residencias utilizan materiales como cantera y maderas de la región. Los muebles son de Sisal, tienda ubicada en Fábrica La Aurora; algunos realizados por artesanos mexicanos que conviven con antigüedades y obras de arte, para dar un acento de refinamiento y confort, así como de lujo y sorpresa. La presencia de arte mexicano es, precisamente, una de las características que Rosewood San Miguel de Allende ofrece como parte de su compromiso con la región. Además de su colección permanente, el hotel exhibe en sus pasillos obras de artistas como el diseñador Pedro Friedeberg, mismas que pueden ser vistas por los residentes de las casas. Pero eso no es todo. Además de los privilegios propios del hotel que pueden disfrutarse como huésped de una de las residencias, como la alberca, los jardines y el celebrado Sense Spa, las amenidades de cortesía son para dejarse consentir. Entre otras, hay una selección diaria de fruta y café Nespresso, así como productos de baño L’Occitane, Bvlgari, Natura Bissé o Proyecto Lavanda a elegir.
El servicio de ama de llaves acude dos veces al día, sin hablar de que se cuenta con servicio de valet, preferencia para reservaciones en los distintos bares y restaurantes del hotel y un coctel de bienvenida que no podemos dejar de mencionar.
Así se trate de una escapada de fin de semana con los amigos, una despedida de solteros o una manera de recibir el año nuevo, las residencias de Rosewood San Miguel de Allende son un lujo a plan luz del día hasta que salga la luna… Y vuelva a amanecer.
Por Alfredo Quintana