Disfruta los deleites de las Dolomitas en la comodidad del Adler Mountain Lodge

En alguna parte entre los 1,200 kilómetros de bajadas, voy en zigzag a través de la nieve perfecta bajo un cielo azul igual de perfecto. Unos cuantos metros delante de mí, Hubi, mi guía, marca el camino a toda velocidad en una pista gloriosamente aislada y flanqueada por elevadas montañas. Detrás de mí, el pequeño restaurante de la cima donde satisfice mi estómago con un tazón de sopa de heno caliente –una exquisitez del lugal– se reduce cada vez más de tamaño.

Hay pocos sitios como la pintoresca y agradable cadena montañosa de las Dolomitas, en Italia, como destinos de aventuras invernales y maravillas gastronómicas, que van desde sopas y salamis hasta strudel y kaiserschmarrn. La región, que cuenta con un terreno de 90 mil acres para esquiar, hacer excursionismo y alpinismo, y sus muchos deleites se exploran con facilidad desde el nuevo Adler Mountain Lodge, un exclusivo refugio alpino  que abrió sus puertas el año pasado en una pista en Tirol del Sur.

La pulcra propiedad llena de coníferas, que también alberga el excursionismo en verano como al esquí en invierno, es bastante respetable por sus alrededores. La estructura principal se parece a un chalet tirolés tradicional y alberga 18 suites decoradas con muebles a cuadros y mantas de lana. Doce chalets de dos pisos brindan comodidad adicional con saunas privados, alfombras de cuero y chimeneas. Todos ellos con vista a kilómetros de terreno cubierto de nieve y hacia los escarpados picos Sassolungo y Sassopiatto.

Adler también cuenta con una alberca con clima, un spa, un restaurante con cocina local, y un lounge entibiado por las llamas danzantes de una fogata. Pero la atracción principal está justo afuera de las puertas principales. Cada mañana, el resto de los huéspedes y yo salimos esquiando de la propiedad para dirigirnos al resort Dolomiti Superski, y bajamos a gran velocidad hacia el ascensor Mezdi por las amplias y suaves pendientes.

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En mi segundo día con Hubi, volvemos a recorrer un sendero de nieve con delicias locales, cruzamos a Sanon y a Panorama, cuyo nombre le queda perfecto, antes de dirigirnos al sur para recorrer una pista gigante de slalom. Nuestra primera parada es el restaurante de la montaña Gostner Schwaige para ingerir un buen plato de queso casero con jugo de manzana con menta. Luego, continuamos por las colinas hacia Goldknopf y Zallinger, donde nos tomamos un descanso para disfrutar de un strudel de manzana y una taza de chocolate caliente con una impresionante y estimulante vista a los Alpes suizos y austriacos.

Al final del día, estoy cansado, adolorido y harto en igual medida. De regreso en Adler, Hubi sugiere un trago de grappa local para aliviar mis extremidades adoloridas y limpiar mi paladar antes de ingerir otra comida sustanciosa de delicias tirolesas, que en esta ocasión están conformadas por ravioles de colita de res, strudel de champiñones y un buen lechón. Ya bastante consentido, me salto el postre y mejor me acomodo en un sillón del lounge para respirar el fresco aire alpino y saborear de las eternas Dolomitas al aire libre.

adler-lodge.com

Por: WILL HIDE