Samsung, el mayor productor de televisores a nivel mundial, irrumpió el mercado en 2013, al presentar por primera vez una pantalla curva, que desde entonces se ha vuelto una tendencia superlativa dentro de la industria, por lo menos para los grandes desarrolladores de estos productos.
Más allá de que los monitores ondulados son novedosos, más estéticos que los planos y, de manera general, más llamativos; su funcionalidad verdaderamente sí representa un valor agregado a una experiencia que de otro modo podría confundirse con una simple actividad mundana.
Las razones, aunque puramente científicas, físicas y ópticas, resaltan a los pocos segundos de experimentar el televisor CF591. La realidad es que este tipo de tecnología busca adaptarse con más facilidad a la curva natural de los ojos, fenómeno que permite crear un campo visual más amplio y con mayor sentido de profundidad.
Básicamente -aunque de básico no tenga nada-, este tipo de monitores como el CF591, hacen que mirar la televisión sea una acción mucho más natural para la vista humana, lo que mejora la concentración y reduce el esfuerzo que imprime nuestro ojo. Esto reduce casi por completo el desgaste que comúnmente agota nuestra capacidad ocular después de un tiempo de mirar imágenes artificiales.
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Más allá de mostrarte un conjunto de fotogramas, este tipo de artefactos te envuelven en un escenario, por lo que ver películas o jugar videojuegos se convierte en una actividad mucho más placentera e incluso fácil. Complementado con un set de altavoces 5W que perfeccionan la vivencia y la trasladan igualmente al sentido auditivo.
Contra todo el escepticismo generado en ciertos sectores de esta industria sobre los beneficios reales de la pantalla curva, Samsung continúa en su ambiciosa apuesta de romper mitos y transformar categóricamente el futuro de la TV.