Sabina y Gloria Fluxà son la cuarta generación de la firma española Iberostar. Desde su llegada a la dirección su máxima ha sido una, convertir las más de sus 120 propiedades en el epítome del lujo. ¿Cómo lo han logrado? Entendiendo que su negocio trata exclusivamente de hacer feliz a la gente. Por eso, sus 30 mil empleados tienen como prioridad hacer que la estancia de cada huésped sea algo mágico.
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En Barcelona acaban de abrir a inicios del 2018 Iberostar Paseo de Gracia, un enclave único no sólo por su lugar, en pleno corazón de la Ciudad Condal: Plaza de Catalunya, sino también por la historia que guarda su edificio creado en 1902 para albergar el hotel Colón, y renovado en 1942 como banco para hoy -ya bien adentrados en el siglo XXI- volver a sus orígenes con 119 habitaciones que presumen unas vistas genuinas.
Belleza neocásicla
A su llegada, el huésped se encuentra con un imponente edificio neoclásico con ambientación e interiores modernos y frescos. Un ejercicio singular que logra representar a la perfección la Barcelona moderna que es hoy con la Barcelona neoclásica que fue. Además, los espacios interiores están perfectamente dispuestos para lograr el descanso merecido tras un día pleno y exhausto como turista.
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Podrás recuperar también fuerzas gracias a su restaurante Ca’s Menestral, especializado en gastronomía balear y mallorquina porque los orígenes de Iberostar son isleños. La joya de la corona, una terraza espectacular que no sólo presume una bellísima alberca o el Bar Sky especializado en coctelería, sino que también esconde una de las vistas más imponentes de casi toda la ciudad que tienes que ver y disfrutar aunque no te alojes en él.
De esta manera, Iberostar Paseo de Gracia se convierte no sólo en el primer hotel de la firma en Barcelona, sino que se vuelve pieza clave dentro de la gama de hoteles urbanos que el complejo tiene en Madrid, Lisboa, La Habana y Nueva York.