Ya no es la noria más grande del mundo ni el mirador público más alto de Londres, pero el London Eye, que sigue siendo uno de los principales atractivos de la capital británica, podría convertirse quizá en el lugar que alberga el bar más pequeño y con la mejor vista de todo el globo terráqueo.
Siempre buscando renovarse, esta gigante rueda reinicia actividades, después de la pandemia, con un pub británico a 130 metros de altura.
Un nuevo bar en Londres
El proyecto lleva un nombre que lo define casi todo: Pub Pod. Y se trata justamente de eso, de un pub instalado en una de las treinta y tantas cápsulas o pods que conforman esta rueda de la fortuna.
Con el espectacular telón de fondo del horizonte londinense podrás disfrutar de cervezas, vinos y una interesante selección de ginebras Beefeater, marca asociada en el proyecto.
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Un boleto de Pub Pod incluye rotación de 30 minutos en la mejor experiencia de pub británico de Londres, dos bebidas por persona, copa de ginebra esmaltada de recuerdo (solo por tiempo limitado), embarque por vía rápida a través de una entrada privada y las mejores vistas en movimiento de 360 grados del horizonte de la ciudad desde el corazón de Londres.
Disponible para reservar viernes, sábados y domingos, con un mínimo de dos huéspedes y un máximo de 5 personas en caso de que sean desconocidos.
El London Eye
Es una de las atracciones más populares de Londres, visitada por casi 4 millones de visitantes al año.
Tiene 135 m y un diámetro de 120 m. Cuando abrió al público en el año 2000 era la noria más alta del mundo, sin embargo ya ha sido superada en ese aspecto.
Asimismo, fue el mirador público más alto de Londres, hasta que fue superado por el situado en la planta 72 de The Shard, a 245 m de altura.
El London Eye colinda con el lado oeste de los Jubilee Gardens (que previamente albergaron el antiguo Dome of Discovery), y está situado en el South Bank del río Támesis entre el Puente de Westminster y el Puente de Hungerford, junto al Salón Condal, en el Municipio de Lambeth.
Sin duda un lugar y una experiencia que nadie que visite Londres debería perderse. Eso sí, al bajar no sabrás si te mareó la vuelta en la noria o la ginebra.