Hemos empezado el viaje en el Grand Palais de París, pues la marca encargada de hacer equipajes desde 1854, Louis Vuitton (es.louis- vuitton.com), ha escarbado entre los tesoros de su historia —desde los archivos del Patrimonio de Louis Vuitton hasta las piezas prestadas por el Palais Galliera, Musée de la Mode de la Ville de Paris— para presentar Volez, Voguez, Voyagez, una exhibición repleta de las piezas de equipaje más emblemáticas de la firma; desde costales para trasladarse por el desierto hasta bolsos y baúles para trasladarse de un continente a otro, por avión o barco. Todos han sido fuente de inspiración para los diseñadores y colaboradores de la marca, para crear las bolsas icónicas y los modelos vanguardistas que conocemos y usamos hoy en día, como la Steamer Bag que presentó Nicolas Ghesquière en el Women’s Cruise 2016, una oda a las bolsas que se usaban en los navíos para lavar la ropa, una de las principales piezas expuestas.

George Vuitton, hijo del fundador de la marca, durante 1900 y en la apertura al público del Grand Palais, se encargó de uno de los pabellones más comentados y espectaculares de la Exposición Universal en París. Se trataba de un carrusel donde se presentaban las piezas más importantes de viaje y marroquinería, como bolsos, equipaje y maletas que revolucionarían el diseño y la moda de cualquier viajero. Hoy, las puertas de este majestuoso y centenario palacio, que ha alojado durante varios años las exposiciones más majestuosas, se abren al público para exhibir la evolución de la marca de lujo, desde sus inicios en la Rue Neuve des Capucines, hasta las pasarelas de alta costura.

Y es que el señor Louis Vuitton revolucionó nuestra manera de viajar, cuando se dio cuenta de lo gastadas que terminaban las maletas en los coches de caballos, trenes y barcos, que eran los transportes que se usaban en la época, por lo que diseñó piezas más ligeras, prácticas, seguras y estéticas para guardar las pertenencias. Una de las nueve salas de la exhibición está dedicada a los baúles especiales, cada uno personalizado y hecho a la medida para personajes destacados de la historia que confiaron en la firma francesa como Henri Matisse, Greta Garbo y Lauren Bacall, entre otros. Todos cuentan con exquisitos detalles, marcados con iniciales y creados para la personalidad de cada celebridad. Por supuesto, la locomotora no podía quedarse atrás, por lo que una de las salas muestra vagones de tren como escenario, con su elegante y exclusivo equipaje antiguo. La sala que más nos impacta es la dedicada a la aviación con una pieza suspendida en el aire por la parte delantera de un avión, que hace homenaje a todos los heroicos personajes que se aventuraron al aire.

Y con el Stradivarius que perteneció a Louis Vuitton como protagonista, el salón de música despide este magnífico recorrido.

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Para celebrar la alianza entre Louis Vuitton y el arte de viajar, el curador Olivier Saillard, experto en montar exposiciones de moda quien tiene en su historial haber curado la restrospectiva y exhibiciones de altas casas de moda, y el escenógrafo y director de arte Robert Carsen, unen su talento para sorprender al espectador en este recorrido. “Fueron muchísimas horas de buscar entre miles de archivos de la firma, y aunque nos hubiera encantado mostrar todo lo que existe, tuvimos que seleccionar lo más emblemático; pero sobre todo, lo más revolucionario”, platica Saillard respecto a su afán por elegir las pie- zas que más representaran el arte de viajar y a los fundadores de la maison. El Grand Palais acogió la muestra Volez, Voguez, Voyagez hasta los últimos días de febrero, pero se espera que en este año recorra algunas de las capitales más importantes del mundo, que serán testigos de las 180 piezas seleccionadas.

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