OceanOneK es el robot humanoide desarrollado y presentado recientemente por científicos de la Universidad de Stanford en Carolina, capaz de sumergirse en naufragios y aviones hundidos a niveles inalcanzables para un ser humano y así descubrir un poco más de los grandes secretos o tesoros que estos guardan en las profundidades de los océanos.
Además del espacio, el mar y sus profundidades siempre han sido un terreno desconocido para los seres humanos –el 95% del volumen de los océanos está todavía sin explorar– por ello, la ciencia ha ideado por años diferentes herramientas como trajes de buceo y submarinos.
Sin embargo, las capacidades del ser humano tienen un límite cuando se trata de profundidades marinas y es en donde el ingenio y la robótica entran en acción.
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Un robot humanoide buzo
OceanOneK mide aproximadamente 1.5 metros de largo y está especialmente diseñado para bucear e internarse en sitios como barcos o aviones hundidos en el fondo del mar.
Además de su apariencia sorprendentemente humana, posee brazos, manos y ojos con una visión 3D que le permiten capturar el mundo submarino a todo color.
De acuerdo con Oussama Khatib, especialista en robótica de la Universidad de Stanford, el objetivo de este tipo de robots no se limita a alejar a los seres humanos de los espacios peligrosos e inalcanzables, sino que buscan ser útiles para adquirir materiales, construir infraestructuras marinas, realizar operaciones de prevención y recuperación de catástrofes.
La estructura del OceanOneK en la parte posterior es impresionante, cuenta con ocho computadoras y ocho propulsores multidireccionales para maniobrar con cuidado los frágiles restos hundidos.
Su cerebro es capaz de registrar el cuidado con el que se debe manejar un objeto sin romperlo, como corales o artefactos erosionados por el mar.
En tierra, un operador controla al robot buceador –aunque por su inteligencia artificial cuenta con procesos automáticos– y gracias a la tecnología la experiencia de manejo es muy realista, tiene un sistema de retroalimentación háptica (basada en el tacto) que hace que el operador sienta la resistencia del agua, así como los contornos de los objetos que el robot va tocando.
El futuro del OceanOneK
El proyecto del robot humanoide buzo inició en 2014 y desde entonces ha tenido un gran avance, el profesor Khatib y sus estudiantes se asociaron con arqueólogos de aguas profundas para enviar al robot a sus primeras inmersiones.
En 2016 hizo su debut explorando un buque naufragado del rey Luis XIV que se encuentra a 100 metros por debajo del Mediterráneo y que desde 1664 había permanecido intacto por los humanos, hasta que el robot logró recuperar un jarrón del tamaño de una toronja.
Hasta ahora, OceanOneK ha explorado un avión Beechcraft Baron F-GDPV hundido, el barco de vapor italiano Le Francesco Crispi, un barco romano del siglo II frente a Córcega, un avión Lightning P-38 de la Segunda Guerra Mundial y un submarino llamado Le Protée.
Durante su gira en el Mediterráneo en 2021 el robot logró superar sus propios récords en profundidades, alcanzado una máxima de 852 metros, pero la meta sigue siendo llegar a 1 kilómetro.
OceanOneK tiene por delante un brillante futuro que incluso puede llegar al espacio exterior, pero por ahora comenzará con una próxima misión para explorar un barco de vapor hundido en el lago Titicaca. Para más detalles visita el sitio oficial news.stanford.edu