Sonriente, sereno, paciente, confiado, como si no estuviera en curso el proyecto más grande que ha liderado en su vida, así nos recibió el director del Gran Premio de la Ciudad de México, Federico González Compeán, en la mañana del segundo día de competencia para convencernos de que sí, la máxima prueba del automovilismo llegó a nuestro país para quedarse.
Y no necesitó mostrarnos un contrato con la FIA por los próximos 50 años, ni un decreto de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, comprometiéndose a apoyarlo durante todo su mandato, nada de eso, lo que nos convenció fue su parsimonia, su tranquilidad y su sonrisa al recibirnos en su oficina, que seguramente tiene una de las mejores vistas del Autódromo Hermanos Rodríguez, para platicar y prácticamente tomarse un café, sin aparentemente importarle lo que estaba pasando afuera.
Eso solo puede hacerlo alguien que tiene tan bien engrasada esta maquinaria que puede hacer que siga funcionando la media hora que estuvo con nosotros o los próximos 10, 15 o 20 años.
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Federico tiene muy claro el qué, por qué y para qué de este magno evento, muy probablemente desde antes de intentar traerlo al país, no por nada logró montarlo y echarlo a andar en un tiempo récord y con resultados que han sido reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras.
Desde luego, siempre hay áreas de oportunidad y el equipo de este hombre las busca desde el momento en que suena La Marcha de los Toreros de Carmen y algún piloto levanta el trofeo, es decir, que apenas acaba un Gran Premio y ya se está buscando qué mejorar para el siguiente.
“Nosotros ya tenemos el póster para el 2025, ya tenemos decidido qué vamos a hacer en cuestión de comunicación y arrancamos el lunes con qué podemos mejorar. Siempre hacemos una encuesta de satisfacción del público, de los clientes en las gradas, en los hospitalities, analizamos qué pasa en las redes sociales. Ese es nuestro arranque de un año de planeación, detectar áreas de oportunidad para cambiar y mejorar”, nos cuenta el directivo.
Qué hay detrás del Gran Premio de la Ciudad de México
Qué es lo que hay que organizar, bueno pues casi nada. De entrada la logística de llevar hacia el Autódromo Hermanos Rodríguez unas 50 toneladas de equipo.
“Nosotros participamos en la organización de la carrera. Desde la tarea titánica de traer casi 400 contenedores de Veracruz y la logística de coordinar 7 aviones jumbo que vienen de Austin, rentar 250 montacargas, todo eso lo hacemos para montar un circo que es prácticamente temporal. Participamos en toda la logística que tiene que ver con la organización del Gran Premio, no sólo aquí adentro, sino también en lo que llamamos el offtrack, esto que está aquí es el intrack que es lo que sucede en la F1, pero afuera de la pista también nos encargamos de toda la hospitalidad, de la venta de alimentos y bebidas, de las entradas, de la seguridad, de los restaurantes, de los bares, de las gradas, de la decoración, de todo lo que sucede y hace la experiencia de los visitantes. Somos cerca de 8 mil personas que trabajamos este fin de semana para que esto suceda.”
“Éste no sólo es el evento más grande de mi carrera, sino como grupo Ocesa, es el evento más grande que hacemos. Es el equivalente a tener posiblemente cinco festivales de la magnitud del Corona Capital al mismo tiempo, el nivel de producción el nivel de pantallas, el nivel de bocinas, es brutal”.
¿Qué es lo más retador de organizar el Gran Premio?
“Lo que nos cuesta mucho trabajo a veces es entender que el evento es enorme, gigante, no se alcanza a ver el tamaño de evento. Cuando hablas de 400 mil personas suena a mucha gente, pero atenderla, darles de comer, sacar la basura, poner baños, electricidad, internet, 400 frecuencias para que los pilotos puedan tener comunicación, la transportación, la logística, lo que pasa afuera y la colaboración con las autoridades, son tantas cosas que el gran reto es de coordinación y de encontrar proveedores que cumplan porque no se dan cueta de la dimensión.”
“Lo que sí te puedo decir con mucho orgullo es que todos los organizadores de otros grandes premios, vienen a México. Hoy está aquí gente de Bélgica, Canadá y otras sedes, vinieron a echar un ojito y ver qué aprenden y qué ideas se llevan. Hemos sido desde hace tiempo el ejemplo de lo que debe de ser un Gran Premio en el mundo, estamos realmente en un nivel muy alto”, dijo el orquestador de este circo que en diversas ocasiones fue reconocido a nivel internacional como la mejor fiesta del automovilismo.
¿Cuál es la receta de este éxito?
“Yo creo que entender que el público que tenemos es muy diverso. No solo es un público que gusta de las carreras, es gente que disfruta también del arte, de la moda, que le gusta el estilo de vida. Yo creo que se del 2015 acá si ha cambiado mucho la afición y entender eso nos ha hecho exitosos.”
González Compeán detalló que casi el 50% de los asistentes al Gran Premio de la Ciudad de México son mujeres, que ha crecido mucho la presencia de niños, sobre todo el día de la carrera definitiva y que fenómenos como el que representa Checo Pérez o la serie de Netflix Drive to Survive amplió el impacto de la F1 más allá de los verdaderos amantes del automovilismo. El objetivo es dejar satisfechos a todos, a los expertos y los iniciados.
¿Qué pasará el día que ya no esté Checo Pérez en la parrilla, se apagará la fiebre por el Gran Premio?
“Sin duda va a afectar, pero quiero pensar que el público está, desde luego, con Checo, los latinos están con él, los mexicanos, pero quiero pensar que ha habido una evolución en el gusto por el deporte también, porque, incluso, si lo ves, ahora el campeonato está, por mucho, más interesante que nunca, no está definido. Están peleando los pilotos, pero también las escuderías y hace un par de años la dominación de Mercedes y Red bull no ayudaba al deporte, en cambio hoy creo que está más competitivo que en muchos años.”
¿Habrá Gran Premio para rato?
La respuesta fue contundentemente positiva pero además la ejemplificó con algo que vio en las redes sociales: la imagen del piloto finlandés, Valtteri Bottas, comiendo tacos en la taquería que acaba de recibir su primera estrella Michelin este año.
Eso es para Federico la verdadera función del Gran Premio. Proyectar la imagen de México al mundo, fungir como una plataforma turística que invite a los aficionados y no aficionados al automovilismo a vernir al país y disfrutar de todo lo que tiene para ofrecer que es mucho y muy valioso.
Y las pruebas van más allá de esa y otras publicaciones en redes, está en los casi 20 mil millones de pesos de derrama económica, en la confianza de las autoridades, en la ampliación de los contratos para mantener a la capital mexicana como sede y sobre todo, en la sonrisa tranquila y confiada del director de esta carrera, que lo resume todo.