Brad Pitt acaparó los reflectores y le arrebató a Checo Pérez el título de “viejo sabroso”, Fernando Alonso hizo historia y fue homenajeado por llegar a su carrera número 400; mientras que Carlos Sainz regresó a Ferrari al podio mexicano luego de más de 30 años de que la escudería no ganaba en suelo azteca, todo eso y más pasó este fin de semana en el Gran Premio de la Ciudad de México presentado por Heineken, que una vez más rompió récord de asistencia al reunir a 404 mil 958 aficionados, unos 4 mil asistentes adicionales a los registrados en 2023.
Y es que en el umbral del Día de Muertos, la celebración de la máxima prueba del automovilismo se está convirtiendo, sobre todo en su tercera etapa que empezó en el 2015, en una nueva gran tradición que, como tal, llena de color, música y pasión a esta enorme metrópoli.
El evento más gran de México
Desde el lunes de la semana pasada los organizadores reportaron el arribo al Autódromo Hermanos Rodríguez de unas 50 toneladas de equipo que, por impresionante que parezca, apenas y nos dan una pequeña idea de las dimensiones reales de este magno evento.
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“Es el evento más grande no sólo de mi carrera, sino el más grande que hacemos como grupo Ocesa. Podría ser el equivalente a tener posiblemente cinco festivales Corona Capital al mismo tiempo. El nivel de producción, el nivel de pantallas, el nivel de bocinas, es brutal, cerca de 2 mil 500 metros cuadrados de pantallas, kilómetros de línea de fibra óptica, las cifras son enormes, eso creo que es lo más retador”, nos dijo el director general del Gran Premio de la Ciudad de México, Federico González Compeán.
Y nos bastó visitar el garage de la escudería Stake Kick Sauber C44 para confirmar lo dicho por el directivo. En ese pequeño espacio efímero hay un mundo de monitores, herramientas, neumáticos, piezas y por supuesto, ingenieros, trabajando para hacer lucir los autos “de transición” que usan el finlandés Valtteri Bottas y el primer piloto chino en la F1, Zhou Guanyu, antes de la llegada de Audi en 2026.
Ahora multipliquemos esos recursos por la decena de escuderías que compiten casi la mitad del año por todo el mundo. Las cifras se vuelven apabullantes, casi tanto como los resultados.
Por eso y por el glamur y la fiesta y la emoción que envuelven a este evento es que no puede pasar desapercibido. Además de por la derrama económica que va dejando en los destinos donde hace una escala.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo federal, ese fin de semana deja cerca de 20 mil millones de pesos en hospedaje, comidas, ventas de diferentes artículos y servicios, etcétera.
Y se nota. El inexplorado oriente de la capital mexicana se convierte, de pronto, por unos días, en el principal atractivo, en el lugar más visitado, donde retiembla en sus centros la tierra al sonoro rugir del motor.
Un Gran Premio para todos los públicos
Todos quieren estar allí, desde los fanáticos, por supuesto, hasta los vendedores ambulantes o las más destacadas celebridades. Son los nuevos toros, donde no importa solo lo que vas a ver, sino también es muy importante ser visto.
Así, se dejaron ver desde el empresario y “tiburón de los negocios”, Arturo Elías Ayub, hasta la finalista del reality La Casa de los Famosos, Karime Pindter, el chef conocido como Roberto Grill, la influencer Lyla Fa, esposa del hoy director de la Conade, Rommel Pacheco, el productor musical Bizarrap y desde luego, el actor internacional Brad Pitt, quien estaba allí grabando escenas para su nueva película e hizo un par de apariciones sorpresa en la pista del Autódromo, envuelto en la bandera tricolor primero y después formando parte del desfile de pilotos, un acto protocolario previo a todas las carreras.
Y para todos hay algo que hacer, los foodies tienen una oferta muy variada, desde los mexicanísimos tacos hasta muy elaborados platos internacionales.
Por otro lado, más de 2,500 fervientes aficionados de la Formula 1 tuvieron la oportunidad de experimentar un paseo por el área de Pits en el Pit Lane Walk, conviviendo con los pilotos y los equipos de las escuderías que participan.
Esta experiencia única, disponible solo para los poseedores de un boleto Formula One Paddock Club, ofrece a los participantes una visión exclusiva y de primera mano de los garajes de los equipos en el edificio de Pits.Y si quieres sentir la emoción a nivel de pista, está el Photo Safari para ver a los autos en plena acción, a toda carrera, detrás de los muros de contención.
Quieres fingir que eres piloto por un rato, hay simuladores y activaciones, muchas, relacionadas con el fascinante circo del automovilismo que te harán ganar souvenirs y vivir experiencias de esas que tienen que ir sí o sí a las redes sociales.
Los amantes del arte también pueden entretenerse viendo decenas de obras plásticas por todos lados. Y los más divertidos prácticamente no tienen límites, con DJs’ poniendo el ritmo en cualquier rincón y hasta Los Ángeles Azules cerrando la gran fiesta después de que suena “La marca de los toreros”, de la ópera Carmen para anunciar entre chorros de champaña, marca Ferrari, por cierto, que la escudería del cavallino rampante ha vuelto a conquistar un podio en tierra azteca después de más de tres década de no lograrlo, llevándose además el primer y tercer, ocupados por el español Carlos Sainz y el monaguesco Charles Leclerc.
Sabor latino
Y mientras todos bailan los éxitos de los hijos pródigos de Iztapalapa, por otro lado se presenta el póster y la comunicación del Gran Premio del próximo año, así que seguro veremos más de este circo en el 2025 e incluso después, si atendemos a lo que dijo con toda seguridad el director González Compeán, quien auguró una larga vida para este evento, por encima del efecto Checo Pérez que, como hemos visto empieza a desvanecerse lentamente
¿Sucesores?, esperemos que haya más de uno y pronto, mexicanos, claro, como Patricio ‘Pato’ O’Ward que estuvo con McLaren en las Prácticas Libres 1; sin embargo, mientras tanto, parece que la presencia latina será imparable y viene empujando a figuras como Franco Colapinto.
Color, música y pasión sin duda marcan y diferencian al Gran Premio de la Ciudad de México que, no por nada fue definitivamente calificado como el mejor durante varios años y seguirá consolidándose, esperemos, como una cita ineludible año tras año, a donde acuden mariachis, catrinas, mojigangas, danzantes y hasta aficionados o no tan aficionados al automovilismo.