Te encuentras en un restaurante elegante, traes puesto tu traje y reloj favoritos, te traen una copa de la mejor botella de la casa… y no sabes ni cómo tomártela, ¿te suena conocido? Nadie dijo que catar vino fuera sencillo pero, con un poco de ayuda, podrás aprender a hacerlo como un experto sin problema.
Si estás demasiado ocupado y no tienes ni un minuto para asistir a alguna cata o clase de apreciación vinícola, no te preocupes. Te compartimos algunos consejos para saber degustar cualquier vino que se te ponga enfrente.
Vista
Primero lo primero. No puedes beber, mucho menos apreciar un vino sin tener una primera aproximación visual. Aunque este no sea un paso en el que se requiera tomar mucho tiempo, es importante para revelar algunas de las características del vino.
Video Recomendado
Observa la copa de lado iluminada con una luz neutra, si el vino luce limpio y cristalino es una buena señal. Los vinos opacos suelen tener problemas de fermentación o no estar bien filtrados.
Al inclinar la copa, fíjate en las orillas del vino. Si lucen descoloridas, quizá te encuentres con un cuerpo demasiado insípido. Por el lado contrario, si notas tonos cafés o color ladrillo para vinos tintos, podría tratarse de una botella demasiado vieja.
Por último, y quizá uno de los exámenes más conocidos, sea revolver el vino moviendo la copa para observar cómo se escurre. Si desciende de manera limpia, sin que las gotas se corten, es una buena señal que indica una rica composición.
Olfato
El paso siguiente aún no consiste en llevar el vino a tu paladar, sino a tu nariz. Oler tu copa antes de probarla te ayudará a identificar las notas predominantes del vino y encontrarlas sin dificultad cuando lo pruebes.
No te frustres si no logras diferenciar todos los componentes del vino o reconocer sus diferentes esencias. Prueba separar lo que percibes en tres categorías distintas: aromas primarios, secundarios y terciarios.
Los aromas primarios de distinguen por sus notas dulces, frutales y frescas. Cuando no distingas todo los componentes en este tipo de notas procura pensar en si se trata de esencias cítricas, húmedas o ligeras para darte pistas.
En cuanto a los aromas secundarios, estos se forman durante los procesos de fermentación del vino, en ellos encontrarás toques que te recuerden a quesos, cáscaras de nuez o incluso cervezas.
Por último, los aromas terciarios surgen durante el añejamiento del vino y suelen ser lo más fácil de distinguir por su fuerte presencia entre la que puedes encontrar destellos de tabaco, madera o especies.
Gusto
Al fin, la mejor parte: probar el vino. Aunque cualquiera pueda disfrutar de una buena copa de vez en cuando, en realidad son pocos los que saben apreciar como se debe cada pequeño componente de su cuerpo y composición.
Cuando le des un sorbo a tu copa asegura que no sea demasiado pequeño para que los aromas y sabores del vino tengan el impacto para el cual fueron diseñados.
Después puedes inhalar un poco de aire, masticar con delicadeza e incluso revolver el vino en tu paladar para apreciar todas sus diferentes facetas desde el principio hasta el final.
Para terminar pregúntate qué te pareció. Si te gustó piensa si te agradó tan pronto lo probaste o si tomó algo de tiempo. Si no lo disfrutaste intenta definir qué es lo que le cambiarías.
Procura recordar qué vinos fueron los que te gustaron y cuáles no, de esta forma muy pronto te convertirás en todo un experto sin siquiera darte cuenta.