Originario de Durango y adoptado por Puebla tras la muerte de su padre, Jorge Viladoms encontró refugio en un piano de cola y unas clases básicas.
Nadie se esperaría que con sólo 26 años lograse una plaza de maestro en el Conservatorio de Lausanne, Suiza, y menos cuando el pianista explica que no fue sino hasta los 18 que empezó a estudiar música de manera académica.
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“No siento que haya un triunfo; me siento muy agradecido al ver que puedo trabajar en el conservatorio de mis sueños y vivir de la música”, sentencia de manera muy humilde y medio sonrojado cuando se le dice que su fama ha llegado a tal punto, que cuenta con un espacio para él solo dentro del portal digital del gobierno.
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Ahora, a los 32 años, se ha presentado en concierto en el Carnegie Hall, el Palacio de Bellas Artes de México, la Diplomatische Akademie en Viena, el Teatro Bunkamura de Tokio, entre muchos. Regresa a México para presentar su segundo disco ‘From Latin America to Paris’, que comparte con el chelista suizo Lionel Cottet, y en el que se realiza una excelente selección de compositores que van desde Ponce hasta Piazzolla, pasando por Ravel, Fauré o Debussy.
“La pieza maestra del disco es la Sonata de Ponce que el compositor empezó a escribir en Cuba, y en ella se entrevé cómo empieza a salir del romanticismo, y también se observa la influencia parisina”, explica el pianista. De hecho, el punto de encuentro de esta propuesta y su título reside en que todos los compositores son latinoamericanos y en algún punto pasaron por París.
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“La gira será chelo y piano, pero tanto a Lionel como a mí nos gusta platicar con el público, así que haremos algo que se vuelva más lúdico. Romperemos esa barrera entre público y artista porque, aunque el intérprete es importante, no seríamos nada sin nuestro público”, destacó Viladoms.
Además de su nuevo disco, el intérprete funge desde hace algunos años como embajador de Jaeger-LeCoultre. Reacio a representar una marca, cuando la reconocida firma de Alta Relojería suiza se acercó a él, simplemente no lo pensó dos veces, ya que desde los 17 años es un enamorado de este mundo.
“Cuando fui a la fábrica y me hablaron de las complicaciones, de la grande sonnerie del Big Ben y vi las entrañas de un reloj, me di cuenta de las similitudes con las entrañas de un piano, y por eso se me hizo tan fácil representar a Jaeger- LeCoultre”.