Cada año la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas reconoce el trabajo de los mejores actores y directores en la industria. El llevarse a casa uno de los galardones más famosos de todo el mundo representa algo más que sólo reconocimiento. Mientras muchos aseguran que el solo estar nominado es un gran honor, lo que conlleva ganar un Óscar resulta algo envidiable para cualquiera.
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Más que solo un reconocimiento, el Óscar representa un gran valor por diferentes aspectos. Por sí sola, la codiciada estatuilla de oro de 24 quilates tiene un valor aproximado de 400 dólares, sin embargo este valor puede incrementar de manera desmesurada gracias a su valor cultural e histórico. A la fecha, la suma más grande pagada por un Óscar es de $1,542,500 dólares por Michael Jackson en 1999 para adquirir el premio de mejor película que David O. Selznick ganó por Gone with the wind en 1940.
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Además del valor monetario directo, el ganar un Óscar también puede representar una importante ganancia a futuro para actores y productores. De acuerdo con información de Statista y The Independent, el sueldo de un actor puede incrementar hasta en 3.9 millones de dólares, mientras que el de las actrices puede subir $500,000. De acuerdo a datos recopilados por IBISWorld analysis, las producciones puede ser enormemente beneficiadas al ganar el Óscar a Mejor Película, alcanzando ganar hasta 13.8 millones de dólares más al resto de las nominadas.
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A parte de recibir el valioso premio, a los ganadores se les entrega una Oscar swag bag en la cual se pueden encontrar contenidos variados que cambian anualmente y que pueden incluir artículos como M&M’s personalizadas con valor de 300 dólares, viajes todo pagados a Japón, cirugías plásticas, donaciones a refugios de animales e incluso juguetes sexuales.
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Para muchos el que un actor reciba un Premio de la Academia es solo una formalidad, pero cuando se entiende lo que este reconocimiento verdaderamente implica se puede comenzar a entender el por qué este es uno de las reconocimientos más buscados y perseguidos no solo en la industria fílmica americana, sino también también en la industria global.