Nunca fue secreto que la vida del desaparecido Michael Jackson estuvo llena de lujos, incluso muchos son tan disparatados que parecen difíciles de creer.
Gracias a su album Thriller, el más vendido en la historia, la carrera de Michael Jackson se logró consolidar y fue a partir de ahí que los éxitos no dejaron de llegar hasta finales de los 90. Esto lo llevó a ser el artista mejor pagado durante muchos años y claro, no dudó en gastar sus millones como verdadero rey.
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Su mascota era un chimpancé
Entre las primeras pequeñas excentricidades que el artista se dio fue comprar un chimpancé. Lo llamo Bubbles, éste lo acompañó durante sus giras y apareció en el video Liberian girl. Era su fiel compañero. Lamentablemente muchos años después, tuvo que ser entregado a un zoológico tras atacar al hijo pequeño del cantante.
Rancho Neverland
En 1988, cuando Michael Jackson recién sorprendía con uno de sus discos más exitosos, BAD, decidió adquirir lo que conocimos como su rancho de Neverland. La mágica propiedad fue adaptada para ser el mundo que el Rey del Pop siempre había soñado. Las más de mil hectáreas del lugar le costaron más de 100 millones de dólares.
Autos
Michael Jackson siempre tuvo la posibilidad de comprar prácticamente lo que a él se le antojara. Tenia una debilidad por los autos, durante su vida lo acompañaron Mercedes-Benz, Ferraris, pero casi siempre debía viajar en camionetas o limusinas.
En los últimos años de su vida, el cantante decidió comprar varias Cadillac Escalade de color azul marino para transportarse junto con sus hijos por todo el mundo.
Joyas en su vestimenta
Lograr ser proclamado, por el mundo, como el Rey del Pop, no solo había que cantar bien, bailar como si la gravedad no existiera o llevar a otro nivel los videos musicales. Michael Jackson revolucionó todos los aspectos musicales, incluso los atuendos con los que salía al escenario.
Joyas, cristales y lentejuelas eran parte de su vestimenta. Como olvidar ese guante brillante cada que sonaba Billie Jean con un valor de 3 millones de pesos, o las chaquetas llenas de cristales swarovski y esos calcetines confeccionados por Brunello Cucinelli.
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Los que lograron ver a Michael en vivo, declaran que nunca han vuelto a ver algo parecido. Su talento era excepcional y casi perfecto. Fue un artista que se convirtió en leyenda.