El Cielo Winery and Resort está de 10

Lo que empezó como el plan de retiro de un hombre, terminó convirtiéndose en uno de los proyectos más ambiciosos y retadores de tres empresarios decididos a “vivir el sueño mexicano” y poner el nombre del país en alto. Nos referimos a Gustavo Ortega Joaquín, José Luis Martínez y Dolores López Lira, socios fundadores del proyecto enoturístico más importante de México: La Vinícola El Cielo que acaba de celebrar, a lo grande, su décimo aniversario.

En tan sólo una década, lo que iba a ser un pequeño bed & breakfast se ha posicionado como una innovadora bodega, la más premiada en México dentro del Concours Mondial de Bruxelles, la primera en usar energía solar en el país y pionera también en materia orgánica, pues acaba de certificar como tal el 75% de sus cultivos, además de que es la primera empresa vinícola del país con una tienda en línea en forma y un wine club formalmente constituido, según lo explicó el propio Gustavo Ortega.

El Cielo

Y aunque ha alcanzado gran reconocimiento por la calidad de sus vinos, lo cierto es que El Cielo es un proyecto surgido con una clara orientación turística que desde el 2019 posee un hotel operado hoy día por Grupo Presidente y avizora un amplio crecimiento, cualitativo más que cuantitativo, a través del cual se pulirá su oferta con todo lo necesario para ser un referente internacional. Ambiciosa meta que nos asegura que, como dice José Luis Martínez: “lo mejor está por venir”.

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Festejo en El Cielo

Robb Report formó parte de esta celebración que tuvo un poco de todo lo que El Cielo puede ofrecer, que no es poco y va mucho más allá de buenos vinos.

Empezamos con lo básico, un recorrido por apenas una pequeña parte de las casi 90 hectáreas de cultivo con las que cuenta el viñedo, de donde se extraen alrededor de siete toneladas de uvas por hectárea, de 15 variedades distintas, materia prima con la que el enólogo Jesús Rivera Rodríguez y ahora su hijo (también llamado Jesús) hacen su magia creando las 24 etiquetas existentes en el portafolio de la bodega, muchas de ellas multipremiadas a nivel nacional e internacional.

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Pero de la contemplación pasamos a la práctica y pudimos llevar a cabo la pizca de la uva, conocer un poco más sobre el proceso de elaboración de los vinos, degustarlos y hasta crear nuestra propia etiqueta, claro con ayuda de los expertos.

Igualmente fuimos los primeros en conocer un nuevo producto que se está desarrollando, el cual seguramente muy pronto estará disponible y será un gran éxito entre los visitantes. Se trata de una cata de vino con chocolate, de la que no podemos revelar muchos detalles, pero diremos que resulta verdaderamente sorprendente, no sólo por los sabores que se descubren sino por otros elementos, por ejemplo, el uso de la inteligencia artificial en una parte del desarrollo de esta actividad.

El Cielo

Pero más allá de la gastronomía líquida, la oferta culinaria también jugó un papel fundamental en el festejo de El Cielo, no sólo al mostrarnos la variedad de platillos con los que cuentan los dos restaurantes de la propiedad: Polaris y Latitud 32; sino porque se brindó una cena maridaje muy especial, de nueve tiempos, en la que intervinieron los destacados chefs: Mikel Alonso, Jonatán Gómez Luna y Carlos Gaytán; así como los reconocidos sommeliers Sandra Fernández y Luis Morones, además de la de casa, Georgina Estrada.

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Previo a ello, una noche antes, los anfitriones agasajaron a sus invitados con una espectacular cena montada entre el viñedo que brindó un marco espectacular para una experiencia inolvidable.

Y como en toda buena celebración, no podía faltar el champagne, en este caso Piper Heidsieck, pues El Cielo es su distribuidor oficial en México, aunque el brindis oficial se realizó con una gran novedad: G&G Blanc de Blancs 2019, un espumoso Brut elaborado en El Cielo con la uva Chardonnay, a partir del método tradicional y una prolongada estancia de 33 meses en sus lías.

Fueron tres días llenos de sorpresas, actividades, conocimientos y festejos, pero es que había razones de más para celebrar, la principal, una primera década de éxitos que, como bien dijo Dolores López Lira, se ha ido no como agua, sino como vino.