Conoce la historia del Porsche de los cielos que todos sueñan con volar
Fotografías:Felix Groteloh / Porsche

El sonido de un motor Porsche es inconfundible y por años lo hemos escuchado dominar los caminos y carreteras, pero solo pocos lo han hecho en los aires. Hablamos del icónico Mooney PFM 3200 con un motor aeronáutico de la firma alemana considerado una obra de arte entre los pilotos.

En los 90s, con la intensión de ser el segundo pilar de Porsche, se fabricaron unas ochenta avionetas de varias marcas con este poderoso propulsor, de las cuales hoy en día solo quedan cinco en todo el mundo y lo mejor es que aún son capaces de volar.

Y es que el sonido del boxer produce una sensación completamente diferente en el aire, la hélice de tres palas corta el aire con un zumbido, tirando de la parte delantera. Con unos silenciosos 74 decibelios, levanta el vuelo tras recorrer apenas 400 metros.

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Eso es todo lo que se necesita para poner en el aire sus casi 900 kilogramos de peso, un sueño para todo aficionado a los autos y los aviones.

La historia del Mooney PFM 3200

El PFM 3200 no fue el primer motor aeronáutico de Porsche, la historia se remonta al PFM 678 que era capaz de brindar hasta 75 CV basado en el motor del 356, fue el modelo inicial y un gran éxito en la aeronáutica alemana Pützer Elster.

A partir de 1981, el 911 también logró surcar los cielos con los SkyShip 500 y 600, conocidos por la película de James Bond Panorama para matar.

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Fotografías:Felix Groteloh / Porsche

El 3200 se desarrollo también en 1981 en Weissach, y recibió su licencia entre 1984 y 1985, sin embargo su producción en serie no comenzó hasta 1987.

Para mucho podría decirse que llegó tarde, pero vaya que valió la pena, pues el motor combina a la perfección con la avioneta Mooney, donde solo hay una palanca de mando para tres funciones: acelerador, ajuste de la hélice y control de mezcla en función de la altitud.

Esta composición de una palanca tal vez no parezca sorprendente ahora, pero comparado con otras avionetas de la época de finales de los 80s y principios de los 90s sí que lo era, pues en la mayoría de modelos, el piloto tiene que controlar cada una de estas funciones por separado.

El motor PFM 3200 sobresalía en su tiempo por un menor consumo de combustible porque gastaba 38 litros de gasolina por hora de vuelo, en comparación con los 50 litros de la competencia y como punto extra también era realmente silencioso.

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Fotografías:Felix Groteloh / Porsche

Las avionetas Mooney resultaron la compañera perfecta para este motor aeronáutico de Porsche pues están diseñadas desde cero para ofrecer velocidad, su famosa cola voladora que hace que todos los estabilizadores horizontales y verticales se muevan, no solo algunos flaps, resulta en menor resistencia y mayor velocidad.

Todo lo que se necesitó para instalar el motor PFM 3200 fue una extensión de la nariz, que hace que todo el avión parezca aún más elegante

Las Mooney PFM 3200 probaron su eficiencia cuando Michael Schultz y Hans Kampik dieron la vuelta al mundo con él entre 1985 y 86, durante más de seis meses, con 300 despegues y aterrizajes y 600 horas de vuelo.

En esta aventura el motor Porsche de 3.2 litros había consumido 23,000 litros de gasolina premium y 30 litros de aceite, desafiado el calor y el frío, y recorrido 100,000 kilómetros en el aire sin queja alguna.

En resumen, se fabricaron unos 180 motores PFM 3200 y entre 1988 y 1990 despegaron con ellos unos 80 aviones (40 Mooney), además también había Cessna y el Robin DR400/RP francés de los cuales aún se dice que existen entre 15 y 20, pero solo cinco son avionetas Mooney, 100% funcionales.