Aunque el protocolo de las bodas reales dicta que los invitados no deben llevar regalos a la ceremonia, para Meghan Markle y el príncipe Harry puede hacerse una excepción; sobre todo si ésta incluye a la reina Elizabeth II y una casa de campo como obsequio de bodas.
Relacionada: Necesitas seguir esta cuenta de Twitter si quieres el look de Meghan Markle
Diversos medios reportaron que Su Majestad le regalaría a la pareja una propiedad de 20 mil hectáreas localizada en el condado de Norfolk. El complejo se encuentra a casi 200 kilómetros del Palacio de Kensington.
Dentro de la gigantesca finca conocida como Sandringham House, se encuentra el York Cottage, el presunto regalo de Elizabeth II para los duques de Sussex.
El hogar perteneció a los duques de York, abuelos de la reina, hasta 1925. Actualmente ejerce como ubicación de algunas oficinas del estado.
Se dice que el recinto cuenta con características propias del “Merrie England”, un estilo que rescata las cualidades inglesas más arraigadas. Muy probablemente, su interior luzca como un cuento de hadas de la época victoriana.
No obstante, la escritora británica Francest Donaldson, llegó a escribir que el complejo campirano era “un monumento a la excentricidad de la familia que vivía allí (los duques de York)”.
Relacionada: Seis ocasiones en las que Meghan Markle hizo pedazos el protocolo real
Más allá de su interiorismo, esta no sería la primera vez que la reina brinda un generoso obsequio a unos recién casados. Ammer Hall, otra residencia en los interiores de Sandringham House, habría sido un presente de la soberana para Kate Middleton y el príncipe William.