El mundo está un paso más cerca de los viajes aéreos más limpios gracias a Rolls-Royce, compañía que recientemente completó con éxito un vuelo de prueba en un jumbo jet Boeing que usó combustible de aviación 100% sostenible.
El compromiso sostenible de Rolls-Royce
El 747 que hizo el vuelo está equipado con un motor turbofán Trent 1000 que funcionaba únicamente con SAF sin mezclar, mientras que los tres molinos RB211 restantes usaban combustible para aviones estándar, según Rolls-Royce.
Boeing estuvo disponible para brindar soporte técnico en cualquier momento, por su parte World Energy proporcionó el combustible bajo en carbono para el vuelo.
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El avión voló desde el aeropuerto de Tuscon en Arizona a través de Nuevo México y Texas, antes de llegar al aeropuerto cuatro horas después. El fabricante de autos dijo que no hubo ningún inconveniente de ingeniería durante esta prueba, lo que es una buena muestra de que SAF es una alternativa viable al combustible de avión fósil y podría ser adecuado para su uso comercial.
Pero hablemos de SAF. Está hecho de materiales de desecho, como el aceite de cocina o las grasas animales que se usan en la industria restaurantera. En lugar de terminar en los vertederos en donde contaminan, los desechos se convierten en este combustible para aviones sostenible que reduce las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 80 por ciento.
El biocombustible también produce un 90% menos de partículas, que es la materia blanca que a veces vemos en el cielo y elimina el óxido de azufre.
Actualmente las aeronaves solo están certificadas para operar con un máximo del 50% de SAF mezclado con combustible de avión convencional, aunque Rolls-Royce dice que continúa apoyando los esfuerzos para dar luz verde a los SAF no mezclados. Inclusive la semana pasada la compañía anunció planes para hacer que todos sus motores Trent fueran compatibles con 100% SAF para 2023.
World Energy es el primer productor de SAF del mundo y el único que actualmente trabaja a escala comercial, aunque eso puede cambiar pronto. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció la importancia de aumentar la producción de este combustible, lanzando el Gran Desafío de Combustible de Aviación sostenible para producir 3 mil millones de galones de combustibles al año para el 2023.