Las cosas que no sabías sobre la fundación de Rolls-Royce hace 120 años

Cada tanto te contamos sobre alguna novedad de Rolls-Royce, autos tan impresionantes como lujosos y cada uno igual o aún más impresionantes que el anterior, pero no menos, nunca menos.

Sin embargo, hoy no es momento de hablar de alguna novedad de la firma automotriz, en vez de ello vamos a echarnos un clavado en la fascinante historia de la marca británica que está plagado de increíbles momentos de ingenio, innovación y pura opulencia, extendiéndose desde sus inicios hasta la actualidad.

Sus fundadores: Charles Rolls y Henry Royce

Charles Stewart Rolls nació en Berkeley Londres en 1877 y estudió mecánica en Trinity College, donde fue el primer estudiante en poseer un automóvil por lo que para cuando terminó la universidad ya era un automovilista consumado.

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Su amor por el automovilismo lo llevó a romper el récord mundial de velocidad en Dublín en 1903, llevando un Mors de 30 CV a más de 133 km/h.

Rolls-Royce
Charles Stewart Rolls (Fotografías: Rolls-Royce)

Sin embargo, su gusto por el motor era caro y eso lo llevó a crear uno de los primeros concesionarios de autos en Gran Bretaña, CS Rolls & Co, que importaba y vendía autos Peugeot en Francia y Minerva en Bélgica.

Pero al Rolls le hacía falta algo y era Henry Royce, nacido en 1863 en Peterborough, Inglaterra, que a diferencia de su compañero no venía de una familia acomodada y comenzó a trabajar a muy temprana edad.

Rolls-Royce
Henry Royce (Fotografías: Rolls-Royce)

A los 14 comenzó a trabajar en Great Northerm Railway Works, en donde era aprendió de uno de los ingenieros más destacados de la época y en cada oportunidad que tenía estudiaba álgebra, francés e ingeniería eléctrica.

En un inició quería trabajar en la ingeniería y no fue hasta que compró un Decauville de dos cilindros de segunda mano que se interesó en la construcción de autos y fue para 1903 que ya había diseñado y construido su primer motor de gasolina.

Fotografías: Rolls-Royce

Henry Edmunds, accionista de la empresa de Royce y amigo de Rolls los presentó sin saber que esa reunión cambiaría el futuro del automovilismo.

Rolls acordó vender tantos automóviles como Royce pudiera construir, todo bajo el nombre Rolls-Royce. Claude Johnson, socio de Rolls y un genio de la publicidad, asumió el cargo de director general siendo quien se encargaría de ampliar la reputación de la reciente empresa.

Rolls-Royce

Rolls-Royce como un símbolo de estatus y lujo

Los primeros Rolls-Royce demostraron un diseño superior creando una exposición global para su ingeniería de clase mundial.

Pero no hay Rolls-Royce si el icónico adorno del capó, ‘El Espíritu del Éxtasis’, el cual debutó en 1911 y fue encargado por el Barón John Edward Scott-Montagu, quien basó la imagen de la figura en su secretaria y amante. El escultor de la estatuilla, Charles Sykes, tomó la figura después de la muerte del barón y la evolucionó hasta la que conocemos hoy en día.

Fotografías: Rolls-Royce

Y por cierto, la figura no tiene alas, es una túnica suelta que parece volar representando la velocidad que los autos son capaces de alcanzar.

Dos años después de formar su empresa, Henry y Charles establecieron una fabrica cerca de Derby y comenzaron a producir autos de seis cilindros completamente nuevos. Dato curioso, ese legendario modelo pasó a ser el Silver Ghost.

Rolls-Royce
Fotografías: Rolls-Royce

Fue este auto el que construyó la reputación de la empresa y en 1921 comenzaron a expandir sus horizontes llegando al otro continente, América, en donde abrieron una fábrica en Springfield, Massachusetts.

Ahora saltamos hasta 1930, cuando Rolls-Royce vio la llegado del Phantom III y el primer modelo con un motor V12.

Hasta ese momento ya era una marca bien posicionada y conocida, sin embargo, subió un nuevo peldaño en el lujo cuando Rolls-Royce reemplazó a Daimler como proveedor de automóviles de la monarquía, siendo en 1950 cuando la Princesa Isabel recibió un Phantom IV, uno de los modelos más raros del mundo del que solo hay 18 construidos y diseñados solo para la realeza y jefes de estado.

10 años después Rolls-Royce comenzó a atraer a un nuevo tipo de clientes, actores, estrellas de rock y celebridades.

Fotografías: Rolls-Royce

Desde sus inicios Rolls-Royce fue una marca que apuntaba a convertirse en un símbolo de estatus, pero hay muchas razones de diseño que hacen de sus autos uno de los más codiciados del mundo.

Sus autos son ensamblados a manos, por ejemplo, el Phantom toma 2 meses, tiempo durante el cual se soldan a mano las más de 200 piezas de aluminio más las 300 piezas de aleación.

Para los interiores solo se usa cuero de toros provenientes de Europa y cada centímetro es supervisado para asegurarse que está libre de imperfecciones. Además, un solo hombre ha pintado las telas rayadas durante los últimos 17 años y ese es Mark Court.

Otros detalles que le dan estatus son el reloj Bovet que muchos de los modelos incluyen en el interior, mismo que también pueden usar los propietarios, así como los techos bordados, el paraguas recubierto con teflón y salida de agua (cada uno cuesta miles de dólares) y el material insonorizante para conducir con menos ruido.

Rolls-Royce
Fotografías: Rolls-Royce

Si bien no se tiene un registro exacto, el que es probablemente el modelo más caro es el Boat Tail, un descapotable Azur Blue de 19 pies con temática náutica que recuerda a algunos de los autos más majestuosos de la década de 1920, como el Auburn 851 Speedster y el Bentley Speed ​​Six Boat-Tail.

Sus autos no son creados de forma masiva, la mayoría de ellos son tomados bajo pedido de sus clientes y los que crean en serie forman parte de colecciones muy pequeñas, de forma que solo algunos son los afortunados propietarios de un Rolls-Royce, manteniendo por 120 años su exclusividad e innovando para ofrecer autos que sigan siendo dignos representantes del lujo sobre ruedas.