Un yate que ofrece lo que muy pocos de su mismo tamaño tienen. Con una serie de amenidades que normalmente se asocian con modelos mucho más grandes, el 70 Flybridge es el resultado de la incansable búsqueda de perfección del astillero Numarine.
Está fabricado para ser ágil y muy fácil de manejar, incluso cuando no estén presentes los miembros de la tripulación y los propietarios desean hacer un cambio de curso. Cada detalle del yate está pensado para disfrutar el tiempo a bordo y entretener a los dueños y sus invitados.
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El diseño es radical, resulta una maravilla estética. Tiene suficientes ventanas como para bañar el interior de luz natural y poder apreciar el entorno aún estando dentro. Cuenta con todo lo necesario para pasar un buen rato en mar abierto, sin caer en el exceso o en dimensiones demasiado grandes. Hay un área de comedor separada, un salón con bar abierto y un lounge. En la cubierta inferior se encuentran dos cabinas para visitas y el camarote principal. El espacio exterior es también muy amplio, especialmente el flybridge. Al frente hay un wet bar para tomar el sol y detrás tiene espacio para guardar el dingui o un jetski.