El karting nació en 1951 en una base de aviación estadounidense. Dicha disciplina de automovilismo, que ganó fama rápidamente, vio nacer, en 1956, el primer kart comercial hecho con ruedas de una aeronave, tubos de calefacción, volante de un avión y motor de una podadora.
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En un comienzo, estos vehículos eran muy poco potentes, capaces de alcanzar una máxima de solamente 50 km/h. Con el paso del tiempo y para la década de los 60, tanto los coches, como la práctica, ganaron popularidad en Europa y aumentaron su capacidad de aceleración hasta unos 100 km/h.
Actualmente, los pequeños autos logran acelerar hasta topar los 150 km/h y son conocidos por fungir como escuela para aquellos profesionales que terminaron por dedicar su vida a las pistas de carreras. Es así, como grandes nombres de la velocidad descubrieron su pasión a temprana edad, cuando, por primera vez, pusieron el pie sobre el acelerador de un go-kart.
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Entre los diversos modelos armados para conquistar los circuitos, presentaron recientemente el C5 Blast, reconocido como el kart más rápido del planeta, capaz de competir con superdeportivos. Engendrado por la compañía canadiense que se encarga de crear vehículos eléctricos ligeros: Daymak, puede acelerar de 0 a 60 km/h en tan sólo 1.5 segundos -cabe aclarar que el Bugatti Chiron lo hace en 2.5 segundos-. ¿Cuál es el secreto? Un DC de 48v/10Kw y 12 motores individuales con ventilador de conducción eléctrica, mecanizados por otras 12 baterías 5000mAH.
Además de coronarse como el más veloz de su categoría, es el más costoso, pues tiene un precio de 60 mil dólares.