Hace poco menos de un año, tras 13 años de complacer las exigencias de sus clientes más fieles, Rolls-Royce anunció la suspensión gradual de la producción de su icónico Phantom VII, mismo que se despidió con la exclusiva creación de 50 ejemplares limitados de la Zenith Collection -la demanda fue muy alta, todos fueron vendidos antes de salir de la línea de ensamble- y cerró el ciclo completamente con la concepción del último vehículo, pedido especialmente por un coleccionista que quiso celebrar la era de esta leyenda.
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Único en su clase, fue proyectado para satisfacer las fascinación de su dueño por el diseño y la iconografía de los años 30. La temática náutica inunda el marqués en tono Blue Velveti, cuyos interiores color azul son unidos con puntadas monocromáticas que evocan los momentos en alta mar. Las alfombras de lana de oveja están cortadas a mano para decorar los pisos de forma elegante.
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Los relojes que apuntan las horas aluden a los guardatiempo que alguna vez decoraron las grandes embarcaciones; los biseles giratorios -se mueven hacia ambos lados- exteriorizan las zonas horarias de 24 horas.
Con una nueva generación de Phantoms en la puerta y los telones abajo, la armadora despide al modelo que durante años significó un éxito generacional inigualable, con este coche especial, mismo que recordará por siempre el legado Phantom.
No le perdamos la pista pues, tal vez, en un futuro cercano, se convierta en una pieza de colección con un valor elevado.