¿Un auto clásico cero emisiones? Así son los vintage del futuro

En una operación digna de “Volver al futuro”, Justin Lunny y el equipo de ingenieros de la compañía Ionic Cars puso manos a la obra sobre su primer “conejillo de Indias”, el Mercedes-Benz 230 SL, producido de 1963 a 1971 y conocido comúnmente como “Pagoda”, un convertible glamuroso, con una suspensión delantera de ensueño y, como todos los autos clásicos de su época, no tan amigable con el medio ambiente. 

¿Por qué llevar el futuro a los clásicos según Ionic Cars?

Parece una contradicción querer llevar algo del pasado hacia el futuro, pero las nuevas legislaciones cada vez son más estrictas sobre las emisiones de gases, algo que prácticamente hace imposible que los vintages anden por ahí circulando a diestra y siniestra. Pero en lo que muchos ven un problema, la compañía encontró un objetivo: hacer que todas las personas que querían un modelo exclusivo, sin las complicaciones ambientales y de mantenimiento que requiere un clásico, pudieran tenerlo. La marca propuso entonces maneras nuevas y fáciles de hacerlo y en solo seis meses cualquier modelo puede ser modificado.

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La transformación de estos autos en modelos completamente eléctricos y cero emisiones no debe preocupar a los coleccionistas, ya que todos los cambios son reversibles. ¿Cómo? 

Encierran la maquinaria en Perspex (una versión de la marca de vidrio acrílico) para que el dueño lo haga a su antojo las veces que quiera. 

Los primeros modelos, entre los que se encuentran E-Type Jaguars, Porsches 911s y Mercedes-Benz Pagodas, arrancarán motores en junio y se podrán adquirir por la cantidad de 200 mil dólares o 300 mil dólares por el Pagoda. Los clientes podrán personalizarlos a su gusto, como pedir piel vegana para los interiores, asientos térmicos y hasta el maletero con el mismo tono. Los autos también se pueden fabricar con conducción a la izquierda o a la derecha (muy a la inglesa) y se pueden enviar a todo el mundo.

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