La historia de la compañía automotriz más famosa de todos los tiempos: Ferrari, comenzó oficialmente en 1947, cuando salió de producción el primer vehículo, conocido como 125S. Enzo Ferrari, fundador, dedicó toda su vida al diseño y fabricación de impecables superdeportivos, admirados por ser “motores con alma”. Si eres aficionado de la armadora, aquí te traemos algunos vehículos históricos que relatan la evolución del Cavallino Rampante.
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Ferrari 125 S (1950)
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Fue el primer coche en portar el emblema de la marca. Su motor V12 estuvo diseñado por Gioacchino Colombo en colaboración con Giuseppe Busso y Luigi Bazzi, y se creó en dos versiones: Competición y Sport, ambos con carrocerías diferentes, pero mecánicas casi idénticas.
Tiempo después de fracasar en el circuito de Piacenza, volvió a las pistas y se coronó en seis ocasiones.
Ferrari 375 MM (1953)
El 375 Mille Miglia fue la evolución en formato sport del prototipo monoplaza de Fórmula 1, junto a su hermano 375 America -equivalente en GT-. Tenía un motor basado en la F1, con un cigüeñal que le brindaba una carrera más corta, al tiempo que tenía un diámetro de los cilindros más grande para alcanzar una cilindrada de 4.5 litros.
Ferrari 400 Superamerica (1960)
Fue producido en dos series entre 1960 y 1964. Un buque insignia creado gracias a la demanda de los clientes, era conocido por tener un potente motor V12 de cuatro válvulas. Este modelo fue carrozado por Pininfarina y estaba disponible en versiones cabriolet, spider y coupé, así como los únicos Superfast II,III y IV.
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Ferrari 365 GT4 BB (1971)
Fue un modelo novedoso en su época, pues poseía un nuevo motor bóxer de 12V, originado del monoplaza de F1. Al mismo tiempo, tuvo el esquema de motor central que marcó el final de los propulsores delanteros usados por la armadora.
Contaba con elementos de confort adicionales, como aire acondicionado de serie, radio y elevalunas eléctricos. En tres años, se produjeron casi 400 unidades.
Ferrari 308 GTBI (1980)
La carrocería de este modelo se mantuvo fiel a la del 308 GTB, excepto por algunos pequeños cambios en el interior. Donde brillaron las diferencias fue en el motor, espacio donde Ferraro decidió sustituir las tradicionales baterías de carburadores por sistemas de inyección de combustible.
Los coches para Europa tenían una potencia de 214 CV, mientras que los de Estados Unidos alcanzaban los 205 CV. La producción se mantuvo entre 1980 y 1982, tiempo en el que se construyeron 494 unidades.
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