¿Cuántas mujeres pueden presumir que su anillo de compromiso cuenta con diamantes que pertenecieron a la princesa Diana? Sólo una, y es la It Girl del momento: Meghan Markle.
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La sortija que el príncipe Harry seleccionó para sellar su compromiso no sólo es una bellísima joya, su origen ha hecho suspirar a todo el mundo, y es que además de contar con gemas provenientes de un broche que perteneció a su madre, el menor de los Gales también participó en su diseño.
Las gemas laterales del anillo provienen de la colección privada de Diana de Gales.
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Asimismo, el anillo fue realizado en colaboración con la casa británica Cleave & Company, conocida por su artesanía y relación con la realiza. Éste también cuenta con engastes en oro blanco y una piedra preciosa extraída de Botswana montada sobre una banda de oro amarillo.
La procedencia de dicha gema no es casualidad, es un símbolo de un viaje que la pareja realizó al territorio africano con motivo del cumpleaños número 36 de Markle.
Pero si la historia de la sortija de compromiso es apasionante, el episodio de la pedida de mano es igual de romántico. En una entrevista para BBC News la exactriz confesó que recibió la joya durante una cena relajada en el Palacio de Kengsinton -en la que por cierto se sirvió pollo asado-.
Ambos señalaron que se trató de un momento íntimo y natural en el que la futura duquesa ansiaba ‘dar el sí’ al nieto de la reina de Inglaterra.
El 27 de noviembre del año pasado la pareja hizo oficial su compromiso en el Jardín Blanco del Palacio de Kengsinton, y desde entonces, el anillo -al igual que todo lo que usa Meghan Markle- ha causado furor.
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Por sus gemas originarias de la colección privada de Diana de Gales, se trata de una pieza exclusiva, aunque algunos portales como Daily Mail aseguran que tan sólo el diamante africano y su montaje podría alcanzar los 50 mil euros.