Cuando Lord Glenconner compró la isla Mustique, ambicionaba verla florecer como una plantación de algodón. Eso nunca se dio, así que elaboró nuevos planes para desarrollar lo que entonces era poco más que un trozo de tierra con vegetación, sin muelles, sin caminos y sin agua corriente.
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Así, hace 50 años, decidió convertirla en el paraíso que es hoy. Un hotel boutique fue la piedra fundacional de la metamorfosis: el antiguo almacén de algodón se convirtió en The Cotton House, un remanso del descanso más pleno y despreocupado, enmarcado en el glorioso paisaje del Caribe con sus aguas turquesa y la blanca arena como idílico paisaje de las suites.
Y como la dicha no puede ser completa sin gastronomía de primera, nació Veranda. Ideal para un desayuno tranquilo y para refrescarse durante el día, Veranda es un sitio íntimo por la noche donde la maestría del chef Elio Debae y su equipo agasajan el paladar de los asistentes con un menú que aprovecha ingredientes locales y los combina con técnicas europeas ¿Resultado? Una experiencia del todo memorable en forma de comida caribeña.