¿Cuál es el libro que tardó 30 años en escribirse?
Libro de Adolfo Domínguez

Obsesionado con las grandes novelas, Adolfo Domínguez -diseñador español, dueño de la marca de ropa homónima- narra una trama que comenzó a escribir desde los 26 años de edad. A los 10 años fue bibliotecario, inundado en un mundo de lectura comenzó su hábito y gusto por los libros, a los pocos años inició un diario que con el tiempo y la adolescencia en la puerta dejó, pero que le forjó el hábito de escribir. 

El libro de Adolfo Domínguez, Juan Griego, surge por una trama real, esta sucedió en Argentina (golpe de Estado o la tan afamada Operación Aries, encabezado por las Fuerzas Armadas del país), de 1976 a 1982 en Buenos Aires, con acontecimientos que llamaron la atención del escritor, provocaron una curiosidad infinita en Adolfo y le nació la idea de recopilar todas las noticias de la prensa en aquella época, guardándolas en carpetas -quizá desde entonces tenía la intención de escribir un libro-. Cuatro años después comenzó a escribir esa trama, aún no con el título pero sí con los hechos reales que habían sucedido. 

Para Adolfo Domínguez, logró con ‘Juan Griego’ una novela llena de ideas, destacando que escribe “para entender, no solo para entretener, me interesan las obras que sean entretenidas pero la trama tiene que ser un pretexto para entenderme a mí mismo y al mundo en el que vivo. En ese momento de vida me iban pasando acontecimientos, muertes y situaciones que me colocaron en un punto especial donde te preguntas de dónde vienes, a dónde vas, qué haces en esta vida y para qué…”.

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El protagonista escribe para intentar conocer las razones de toda la violencia y problemas políticos y económicos porque le da tristeza pertenecer al lado equivocado del mundo, estas grandes preguntas solo tienen una respuesta y todas vienen, sin excepción, de la física, porque en ella encuentra la calma y la paz de todo ese desasosiego que te produce vivir en el lado erróneo.

Foto: Daniel Hernández

Y es cierto, la física es la materia que da respuesta a las preguntas de dónde venimos y a dónde vamos, somos química del carbono, el carbono son átomos que se generan en los núcleos de las estrellas, millones de grados de temperatura y obviamente, morir. Morir es pasar al otro lado de la ocasión, volver a la energía, volver a la estrellas, y es una manera sencilla porque el mundo, -si es un creador el que lo hizo- es fantástico-”.

30 años de versos… Eso es el libro de Adolfo Domínguez

El libro de Adolfo Domínguez se lanzó en 1992, se vendió la edición en su momento, pero siguió trabajando sobre la misma trama de Juan Griego y sobre el mismo título 27 años más, ¿por qué? “Porque solo con tenacidad se llega al centro de las cosas, ¿un libro qué es? Por supuesto contenido, a mi me interesan las ideas”. 

Este es un libro complejo, no para cualquiera, el autor escogió hacerlo a base de diálogos, escribe poco y dialoga mucho. Para quien sabe de literatura, los diálogos son difíciles de hacer, es más complejo de escribir y narrar, lo más difícil del libro fue llevarlo a poesía, y lo llevó a verso libre. Los códigos del escritor español son fáciles; la claridad lo primero, por lo tanto es sujeto-verbo-predicado.

El lujo de quien lo escribe, el lujo de quien lo lee

El lujo él lo llama placer, y es el placer de escribirlo, “yo creo que la escritura es muy dura, solo hay algo más duro que la escritura en mi opinión y es la matemática, solo eso y no mucho más. Escribir es un oficio muy abstracto, porque requiere de mucha soledad, (que eso no te importa porque normalmente los que escribimos somos bastante introvertidos) pero el placer no es acabarlo, el placer es ir escribiendo, página a página, verlo avanzar y el vértigo que sientes cuando consigues la palabra inevitable, cuando consigues una página que se desliza con el agua, dices ‘esto es algo místico’, el premio es escribir, claramente”.

¿Hay otro libro de Adolfo Domínguez en puerta? preguntó Robb Report al escritor, y su respuesta nos dejó conmovidos, “Léelo y cuando lo leas te darás cuenta que todo está dicho, Juan Rulfo escribió 250 páginas y, ¿para qué más?, yo 730 y creo que son todas las necesarias, los matices y la edición a la estructura son levísimos; mi escritura está hecha yo creo que no tengo nada más que decir”.

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