Dentro de los amplios bolsillos del chaleco que llevaba puesto el joven ese día, guardaba algunas recetas de los aromas ingleses más finos y su tesoro más preciado: un bálsamo de grasa de oso con aroma a rosas, mismo que untaba a sus clientes. En pocos días, las pomadas, los ungüentos y las fragancias del barbero se convirtieron en artículos indispensables para los caballeros londinenses, quienes procuraban la tienda, ubicada en el No. 44 de Gerrard Street. Inteligente y audaz, James atraía visitantes con un pequeño oso que aguardaba al frente de la misma.
Tanto la barbería como el animal, se volvieron tan populares, que tiempo después, se convirtió en la firma olfativa de los nobles y la realeza. Así, cuando James Atkinsons compuso la eau de cologne original a principios del siglo XIX, rompió las reglas de la perfumería, pues en vez de usar notas cítricas para darle frescura a la misma, decidió incluir especias frías, hecho que redefinió el concepto de “colonia británica” como lo conocemos hoy en día.
Oler un perfume de la marca es como transportarse al barrio de Knightsbridge en Londres, durante una tarde de julio, mientras la gente pasea o toma el té en la cafetería de la esquina. El escenario perfecto para percibir el más profundo sentir y vivir británico. Con la elegancia inglesa como pilar e inspiración, Atkinsons seleccionó su fragancia más emblemática: 24 Old Bond Street –primer creación de su fundador-, para lanzar una edición limitada, creada en colaboración con la diseñadora Vicki Murdoch, directora de Silken Favours, firma especializada en artículos de seda con diseños ilustrativos imaginados a mano, quien aseguró que su pasión es dibujar la naturaleza, motivo por el cuál tomó el reto de reimaginar la imagen de la colonia.
Cortesía de la marca
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“En este nuevo proyecto, que empezamos el año pasado, nos acercamos a nuevos talentos del mundo artístico y del diseño, para trabajar de la mano con ellos, pues Atkinsons es una expresión artística”, dijo Dino Pace, CEO de Perfume Holding, empresa que adquirió la marca hace un par de años.
Una obra de arte olfativa, la fragancia que renació en 2013, una año más tarde, fue reconocida como “Perfume Extraordinaire” por Fragrance Foundation Awards.
En julio, el Ham Yard Hotel, Londres, se convirtió, por una tarde, en hogar de la nueva fragancia. Cojines en forma de oso, botellas de 24 Old Bond Street y creaciones únicas de Murdoch inundaron la terraza del recinto, donde, con champaña y pequeños bocadillos ingleses, pudimos disfrutar el aroma que define la sofisticación de la realeza.
Pensada para encantar las narices más exigentes, la colonia unisex es fresca y tenaz. Un cóctel aromático de enebro, rosa y té negro, profundizado con singulares notas ahumadas de whisky. “Nuestra meta fue mezclar la tradición de la perfumería británica con algo excéntrico y auténtico que resultara en una obra completamente asombrosa, hermosa y original, como esta edición especial”, afirmó Pace. Para exteriorizar todo ello, el empaque y la botella son magníficos. Las ilustraciones que los decoran, inspiradas en el emblemático oso de la firma y en los ingredientes de la fragancia, ofrecen una interpretación nueva y joven del universo Atkinsons.
Cortesía de la marca
Los dibujos hechos a mano visten la caja naranja para crear un lienzo divertido y excéntrico, mientras que el decantador posee en el centro una etiqueta con el mismo trazo, tan detallado, que parece ser de seda real. Para hacerlo aún más exclusivo, la diseñadora británica dio vida a un divertido pañuelo que unifica los elementos de la marca sobre un fondo blanco, en el que conviven armoniosamente los osos, las rosas y las barricas de whisky.
Cortesía de la marca
Hoy, la firma continúa con su posición preeminente como perfumista de la Corte Británica. Sin embargo, lo que la hace tan especial no es su renombre histórico sino el verdadero valor de artesanía. “No importa los toques modernos que podamos darle a nuestros aromas, siempre se trata mantener la esencia, elegancia, exclusividad y, sobre todo, perfección”, concluyó el CEO.
Solamente existen 1,799 ejemplares a nivel global, todos numerados. Se encuentra a la venta en México en Saks Fifth Avenue y cuesta cinco mil 200 pesos.