El etéreo valor de los perfumes los convierte en objetos fascinantes. Como ocurre con muchas creaciones de la moda, podría considerarse una necesidad frívola y vanidosa, pero ¿cómo podría serlo si habla de la personalidad de quien lo lleva?
De ahí que existan fragancias que, a lo largo de la historia, se hayan convertido en una leyenda de la perfumería. Los maestros perfumistas que las crearon, no sabían que, en su nariz, lograron percibir el aroma que cientos de personas llevarían en su piel.
Chanel No. 5
Coco Chanel redefinió la feminidad y su No. 5 no estuvo exento de la innovación de su creadora quien deseaba crear “un perfume de mujer con olor a mujer”.
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Para crearlo, Coco se unió con el perfumista Ernest Beaux y juntos lograron una esencia revolucionaria, extravagante para su época, cuando los perfumes femeninos eran sencillos y discretos. Era un elixir compuesto de 80 esencias diferentes, pero su núcleo enamoraba el olfato de cualquiera con notas de ylang-ylang de las islas Comoras, Rosa de Mayo y el jazmín.
Dicen que No. 5 toma su nombre de la quinta prueba que Beaux presentó a Chanel para su aceptación. También se cuenta que la diseñadora creía que el número 5 le traía suerte.
Con pequeñas variaciones desde su creación en 1921, su frasco es atemporal, minimalista -otra innovación para la época en que se llevó a cabo- y está inspirado en la plaza Vendôme en París.
Miss Dior
Cuando Cristian Dior lanzó su firma epónima en 1947 no sólo lo hizo con su primera colección. El new look del diseñador francés estuvo acompañado de un perfume que olía “como el amor”, así lo pidió su creador.
Entre notas florales, que incluso permanecen en su versión actual, cítricas y pachulí, los salones del primer desfile de la Maison se inundaron del aroma que posteriormente enamoraría a clientas preferidas de la casa como Marlene Dietrich y Grace Kelly.
Fue el primer perfume de Monsieur Dior y, en realidad, no es extraño que se haya convertido en un éxito pues el modisto poseía una sensibilidad inigualable y su infancia la pasó entre las flores de su casa de Granville, recolectando especies y estudiándolas al lado de su madre.
En cuanto a su nombre, fue muy simple. Cuando la musa de Dior, Mitzah Bricard conoció a la hermana más joven del creador, lo supieron, la fragancia debía llamarse Miss Dior.
L’Interdit Givenchy
La amistad entre Hubert de Givenchy y Audrey Hepburn fue una de las más legendarias del mundo de la moda. La actriz fue la musa por excelencia del diseñador, tenían una química inigualable.
Basándose en eso, Givenchy pidió al perfumista Francis Fabron una esencia que fuera exclusiva para Audrey. Así lo fue durante tres años, hasta que en 1960 el diseñador quiso comercializarla, a lo que ella respondió con un “Je vous l’interdis!”, que en español se traduce a “¡Te lo prohíbo!” .
Tras su negativa, la protagonista de Roman Holiday no tardó en dejarse convencer por su amigo y se convirtió en la primera estrella de Holllywood en representar oficialmente un perfume para una casa de modas.
Y si te preguntas a qué olía Audrey Hepburn en los sesentas según Givenchy, L’Interdit era una fragancia aldehída, con notas de melocotón, iris, haba tonka y especias.