En un soleado día de verano en la distinguida Savile Row, es sencillo distinguir el cambio en la vestimenta masculina. Los días en los que empresarios paseaban por la afamada vía pública vestidos con trajes estructurados, de grandes hombreras acompañados con la obligatoria camisa de vestir, la corbata y el pañuelo en el bolsillo son, en general, cosa del pasado. Ese uniforme ha evolucionado y ahora es común ver hombres con chaquetas relajadas, pantalones y camisas con el cuello abierto hechos a la medida, transmitiendo la confianza relajada que acompaña a la ropa cómoda. Renuncian al traje tradicional en favor de chaquetas con poca estructura y trajes “no combinados” –conjuntos de sacos que hacen juego con pantalones de estilo diferente. Esa es una manera más moderna de vestir en la sociedad actual, que es menos formal.
“Hoy todo se reduce a las opciones, y los hombres tienen una opinión muy clara sobre cómo quieren lucir”, comenta Carlo Brandelli, director creativo independiente de Kilgour, que dirige un negocio de ropa a la medida en Savile Row desde 1880. Dice que en el pasado, los sastres de Savile Row dictaban lo que usaban sus clientes, pero ahora los caballeros bien informados están creando su guardarropa. Aunque los trajes siguen siendo la pieza central en el armario de los hombres de negocios, ahora cumplen con las demandas más recientes de sus portadores: son más suaves, sin forro y sencillamente más cómodos.
La evolución es evidente en los escaparates de la Row, como se le conoce entre los conocedores. Se exhiben trajes más modernos y prendas más deportivas, y por primera vez en la historia de Savile Row, el nombre de una mujer enmarca la puerta de una sastrería. Kathryn Sargent, que antes trabajaba en Gieves & Hawkes, lanzó su propia compañía en 2012 y estrenó su sastrería en la Row en abril. “Es una señal de los tiempos –una agradable señal de los tiempos– y demuestra que esta industria es más diversa”, comenta Sargent, entre cuyos importantes clientes se encuentra la familia real del Reino Unido.
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Todo esto apunta a la adaptabilidad de la comunidad de la sastrería. En vez de quedarse atrapada en el túnel del tiempo, está empleando las habilidades de los expertos que han hecho de la Row el principal destino del mundo en cuanto a trajes personalizados se refiere, y resurge como una fuerza para la ropa contemporánea a la medida que además de estar hecha de manera excepcional, es sofisticada y original.
“Los hombres desean lucir sexys de traje”, dice Darren Barrowcliff, el nuevo director de diseño de la casa Hardy Amies, en Savile Row. El uniforme del originario de Detroit está conformado por elegantes saco y pantalón negros acompañados de una camiseta, y su decisión de vestir ropa a la medida moderna alcanza lo inesperado, como combinar un saco de traje con pantalones cargo, y sacos de noche con camisetas de punto o cuellos de tortuga. “Quiero que el concepto del traje sea más alegre y moderno”, comenta.
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Barrowcliff y sus colegas representan a la nueva guardia de Savile Row, y están dándole vida nueva a sastrerías antiguas. Es un acto de equilibrio delicado llevar esas venerables compañías a la era moderna sin dejar de ser fieles a sus extraordinarias historias. Por ejemplo, Hardy Amies fue famosa en todo Londres a finales de la década de 1940 por su sus sentido sofisticado del estilo y su espléndida llegada a la Row.
POR JILL NEWMAN Y ANUSH BENLIYAN
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Agradecemos a British Airways y a this is Great Britain por las facilidades otorgadas para realizar este reportaje.