La historia que vincula al diseñador Philippe Starck con el mundo de las fragancias comenzó desde su infancia. Cuando era niño, su madre tenía una tienda de perfumes en la que pasaba horas escondido en las repisas más altas de las estanterías, “Era el espacio en el que me gustaba refugiarme. Me encontraba en medio de ningún lugar y, al mismo tiempo, en todas partes”, afirmó el interiorista, que, desde ese entonces, empezaba a descubrir el poder de los aromas y la esencia misma de su creatividad más profunda.
Evocar este universo lo transportaba a revivir emociones olfativas que dejaron en su memoria una huella que despertó su interés por los olores. “Siempre fue mi territorio, descubrí que los eau de parfum son una expresión que va de corazón a corazón y, por ello, siempre tuve ganas de hacer una fragancia que llevara mi nombre pero, sobre todo, parte de mí”, dijo Starck. Sin embargo, fueron varios los intentos fallidos que lo alejaron del mundo de la perfumería para adentrarlo a otras materias inventivas, como el diseño.
“Cada vez que entraba en contacto con un olor, que sentía la estela que dejaba una mujer que pasaba por la calle, el efecto era inmediato. Mi cerebro entraba en estado de alerta.”
En 2013, Starck se vio empujado por su subconsciente testarudo para volver al mundo de las fragancias de la mano del Grupo PYD. Juntos, trabajaron con las mejores casas perfumeras y talleres de desarrollo de la industria para dar vida a su propia marca olfativa: Starck Parfums, cuyos primeros capítulos de la colección Starck Paris se titulan Peau de Soie, Peau de Pierre y Peau d’Ailleurs, y representan lo que hemos sido, lo que somos y lo que puede que lleguemos a ser.
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Cortesía de la marca
Imaginados por el visionario con ayuda de los maestros perfumistas Daphné Bugey, Annick Ménardo y Dominique Ropion, los aromas, resguardados por frascos minimalistas, misteriosos y con cualidades “inmateriales”, buscan producir emociones y vínculos sensoriales en lo más intrínseco del ser. “Se trata de tres olores: uno femenino, otro masculino y el tercero unisex, que describen a la mujer como la conozco, al hombre que no tiene miedo de demostrar su lado más delicado, y un punto medio que es la esencia de mi universo”, explica el visionario sobre la gama.
Cortesía de la marca
“La idea era crear un contrapunto masculino. ¿Qué sería un hombre que solo quisiera ser eso, un hombre? Yo soy uno, orgulloso de afirmar mi feminidad, porque es a ella a la que atribuyo mis principales cualidades. Quería un perfume para hombre que revelase esta feminidad, esta zona de penumbra donde todo se mezcla, sin que nada se pierda”.
Las notas olfativas de cada uno, son:
Peau de Soie: El equilibrio entre notas animales, amaneradas y vegetales.
Peau de Pierre: Piedras minerales e intensidad amaderada, casi ahumada.
Peau d’Ailleurs: Una esencia mineral, ambarina, almizclada y amaderada.
“El inconsciente crea un territorio mental donde debemos estar seguros, a un estado de espíritu puro, y esa es la finalidad de Starck París”, concluyó Starck.
La colección está disponible en El Palacio de Hierro por mil 750 y dos mil 360 pesos en las versiones 40ml y 90ml, respectivamente.