Si de champagne se trata, se tiene que hablar de Dom Pérignon. Su nombre le rinde honor a un monje en el siglo XVII que buscaba ‘hacer el mejor vino del mundo’. Por su artesanía y trabajo, se considera a Dom Pierre Pérignon el padre espiritual de Champagne.
Siglos después, la exclusividad de Dom Pérignon continúa vigente. Los vinos que producen en Francia son específicamente de solo un año. Si el chef de cave Richard Geoffroy considera que las uvas no satisfacen los criterios de la marca, la vendimia no se declara. Así el champagne se hace a partir de la mejor selección. Cada año se reinventan con diferentes uvas, pero la mezcla de Pinot Noir y Chardonnay es la característica de la casa.
Te presentamos la gama de Dom Pérignon para comprobar que tienen una burbujeante botella para cada ocasión especial.
Dom Pérignon P2 1998
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Con 16 años de elaboración, esta champaña es intensa, vibrante y precisa. Es un vino hecho con una vendimia de uvas completamente maduras. Su singularidad oscura deja en boca un final ahumado y enérgico; mientras que en nariz tiene un bouquet abierto madreselva, frutos anaranjados, almendra tostada y notas yodadas.
Dom Pérignon Rosé Vintage 2004
Una vendimia sin precedentes en Dom Pérignon. Este rosé es suave, pero es la precisión la que domina en el final. Tiene notas de grosellas y fresas silvestres, por lo que es ideal si se buscan tonos dulces. Su sabor exhibe las notas de las cepas Pinot Noir y el balance sutil se obtiene con las Chardonnay.
Dom Pérignon Vintage 2006
Por la calidad de la añada de 2006, este vino es jugoso. Tuvo una maduración muy lenta en la bodega con ocho años de crianza y esto se revela en la boca. Es un champagne sedoso y cremoso con un toque amargo al final. En nariz tiene un delicado carácter floral y afrutado.
Dom Pérignon Vintage 2005
Un vino con un carácter bien marcado. Al probarlo, el final floral y especiado es intrigante y perdura en los siguientes sorbos. En cuanto a olores, la fruta intensa, más negra que roja, se funde con la mineralidad plateada. El caramelo praliné y el cilantro complementan el conjunto.
Por Natalia Chávez
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