A finales del año pasado, la destilería escocesa Gordon y MacPhail presentó su whisky embotellado más antiguo. Un single malt Mortlach de tres generaciones que pasó 75 años -desde 1939, a principios de la Segunda Guerra Mundial,- dentro de una barrica virgen de jerez.

La bebida, que exhibe notas distintivas de damascos secos, vainilla y toques de especias, está embotellada al 44.4% de su volumen en un decantador de cristal con forma de lágrima, que se encuentra numerado a mano y grabado con 75 cortes remolino -cada uno representa un año más de maduración-.

Solamente se han descubierto 100 piezas que están empacadas en una maleta de viaje de piel de Aniline junto con dos copas de cristal y el libro “Seven Nights with Mortlach“, escrito por Charles MacLean y Alexande McCall, que relata historias de Escocia, del licor y de la gente que participó en su creación. Cada una cuesta 28 mil 500 euros.

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La edad no es lo único que hace excepcional a este whisky. Para muchos coleccionistas y conocedores, las garrafas creadas por la embotelladora son tesoros, pues en su interior contienen los más raros single malts de distintas destilerías de la región.

Hace seis año lanzaron el Mortlach de 70 años, el primer elixir de la colección Generations Series, seguido de un Glenlivet de la misma longevidad. Los nombres de la series se refieren a las generaciones de los miembros de la familia Urquhart -los creadores- que empezaron a producirlos antes de embotellarlos.

(gordonandmacphail.com)